La ministra Vergara no logró conseguir los respaldos de los docentes para sacar adelante la reforma.
La ministra Vergara no logró conseguir los respaldos de los docentes para sacar adelante la reforma.

La reforma a la educación del gobierno de Gustavo Petro se hundió en la puerta del último debate y marca el fin del segundo año legislativo. Además de la presión de Fecode, el poderoso sindicato de maestros que lleva una semana en paro, el proyecto murió por razones que van desde la falta de coordinación del gobierno y su bancada hasta la estrategia de la oposición por adueñarse de la agenda en el remate del periodo. 

La iniciativa no será agendada en la sesión del 20 de junio y por ser una ley estatutaria se quedó sin tiempos. Un nuevo intento por sacarla adelante el próximo periodo será difícil porque el gobierno quedó en deuda con sus aliados de Fecode, dejó sin respaldo político a la ministra Aurora Vergara y minó la confianza de bancadas con las que había hecho acuerdos. 

Estas son las cuatro cosas que muestra el hundimiento de la reforma a la educación. 

1- El gobierno volvió a mostrar debilidad en la comisión de los presidenciables 

La reforma quedó herida desde que salió la Comisión Primera del Senado. La integran 21 congresistas, entre los que hay por lo menos seis que quieren ser protagonistas en las presidenciales del 2026: Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Alfredo Deluque, Jonathan Ferley Pulido, David Luna y María José Pizarro. 

Ahí el gobierno no tiene mayorías y así quedó en evidencia, otra vez, con la reforma a la educación. Cuando el proyecto llegó a la comisión a finales de abril, con los tiempos encima, el presidente Germán Blanco, conservador y opositor, no lo priorizó en el orden del día. Cuando se agendó, los votos no estaban del lado del gobierno para aprobar un texto similar al que había avalado la Cámara de Representantes y que mantenía el corazón de la reforma que radicó el gobierno originalmente. 

Por el contrario, se armó un bloque de senadores de La U, Cambio Radical y conservadores, al que luego se unieron Pulido, Humberto de la Calle, y Centro Democrático. Al menos 12 de los 21. Como se trata de una ley estatutaria, cualquier ponencia debe tener una mayoría calificada de 12. El gobierno tenía fijos a los cuatro del Pacto, el de Comunes y Ariel Ávila. Minoría.

Para tratar de salvar el proyecto sin renunciar del todo a lo aprobado en Cámara, el gobierno cedió y negoció. La idea fue acoger las quejas de Cambio Radical y La U suponiendo que en el último debate de Plenaria podían ajustar lo que no les gustara. 

En esa conversación entró Paloma Valencia, del Centro Democrático, quien metió dos de los puntos de la discordia: evaluación docente y educación mixta. Aún así se vendió la idea de que se pudo hacer un acuerdo nacional frente a la educación porque la ministra Aurora Vergara y la bancada del Pacto aceptaron esa enmienda. “Yo creo que fue pensar con el deseo por parte de mis compañeros, que siendo minoría en la Primera, podían mover a la oposición a una postura en común. Pero no tuvieron la precaución de temas que no podían ser modificados”, dice el senador Wilson Arias. 

Esa enmienda entró en el ojo de la opinión pública porque la bancada del Pacto de la Cámara se quejó, Fecode protestó, y a la ministra y los senadores les tocó echarse para atrás y rompieron el acuerdo presentando una nueva ponencia. 

“Sienta un mal precedente. Que en el gobierno no se puede confiar con ese tipo de acuerdos”, dice el senador David Luna, de Cambio Radical. 

De cara un eventual cuarto debate ni la ponencia del Pacto ni la de Luna tenían la fuerza para ganar. Y en caso de que alguna fuera aprobada, los tiempos no alcanzaban para conciliar el texto con lo que sacó la Cámara. Por eso se hundió.

2- La ministra Vergara quedó desautorizada y con un pie afuera

La ministra Aurora Vergara quedó en el peor de los mundos. Señalada por Fecode por avalar la enmienda con los partidos de oposición, por la bancada de la Cámara por desconocer lo que ellos habían aprobado y desautorizada por el presidente Petro, que al final la dejó sin respaldo. 

En ese torbellino se desubicó aún más. Vergara dijo entre lunes y martes que confiaba en sacar un acuerdo para salvar la reforma recogiendo las voces de todos, pero desconocía que la reforma no iba a ser agendada porque las sesiones fueron presididas por las bancadas de oposición. 

De hecho, al tiempo que el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, abría las puertas para dejar hundir la reforma; el viceministro de Educación, Óscar Sánchez, planteaba el improbable de acoger el texto de Cámara; y Fecode insistía en las calles en el archivo, Vergara salió a defender una ponencia alternativa del partido Liberal. 

Una serie de contradicciones y descoordinaciones del gobierno y su bancada. Porque, por ejemplo, si la reforma hubiera entrado en la agenda de esta semana, la primera ponencia que se debía votar era la que presentó el Pacto tratando de volver a la esencia de la Cámara. La del Liberal era la última. 

“Tal vez se confió en esa posibilidad de sacar adelante esa propuesta de acuerdo nacional”, dice el senador Carlos Benavides, del Pacto. 

Vergara pasó de celebrar en Cámara a ceder en Senado.

Entre lunes y miércoles nadie del gobierno salió a decir públicamente que la reforma estaba cuasi hundida. Hubo mensajes encontrados y por eso Fecode siguió en las calles.

Dentro de la Comisión Primera dan por hecho que Vergara será descabezada del cargo en el revolcón que anunció el presidente Petro el 20 de julio, aunque apenas ella supo del archivo, insistió en volver a un acuerdo nacional alrededor de la educación. 

“Debemos seguir insistiendo en la búsqueda de consensos”, dijo Vergara. “El llamado al sector educativo es a que trabajemos juntos”, añadió. 

3- Fecode tiene poder de veto y aviva los ruidos de constituyente primario

El paro nacional de Fecode tuvo efecto en la bancada del gobierno y no en los demás partidos políticos. Pero fue suficiente para que la ministra de Educación y la bancada del Pacto en el Senado se retractaran del acuerdo hecho en la enmienda y buscaran corregirlo con la ponencia que igual no se debatió. 

“Arrecha, arrecha, a rechazar la enmienda”, se escuchó durante tres días seguidos en la Plaza de Bolívar. Maestros de todo el país llegaron a pedir ese hundimiento en medio de un paro nacional del sindicato. No les gustó la ponencia del Pacto, tampoco la alternativa del Liberal, y menos la enmienda. Luego se les sumaron los del Sena y los de las universidades públicas. 

Fecode lleva tres días de marcas en Bogotá. (Foto Fecode)

Aunque la reforma avanzaba puntos como elevar a derecho fundamental la educación, que el Programa de Alimentación Escolar, PAE, quedara a cargo del gobierno nacional y no de departamentos y municipios, o que se aplicara la educación de primera infancia, las dudas entre lo que sacó Cámara y se acordó en la enmienda, avivó la cargas de Fecode. 

La enmienda hablaba de sistema de educación mixto, evaluación docente estandarizada y educación terciaria. “Salía mejor mantener las cosas como están ahora”, dice Gabriel Becerra, del Pacto, y coordinador de la reforma en la Cámara. 

Aunque Fecode salió a cantar como triunfo de la movilización el hundimiento de la reforma, indirectamente agitó un pensamiento del ala más cercana al gobierno: la activación del denominado constituyente primario. 

“Era inminente la aprobación con la enmienda, ¿qué modificó todo?, una gente en la calle, una marcha voluminosa, multitudinaria y enérgica. Es el denominado constituyente primario, un constituyente al que hay que serle sincero. A futuro ese vínculo con el movimiento social hay que mantenerlo”, dice el senador Wilson Arias. 

Arias mantiene la línea que ha marcado el presidente Petro con la activación de ese constituyente primario, que tendrá una asamblea en la Universidad Nacional el 20 de julio, el día que se instala el Congreso. “Por eso Petro insiste en el ejercicio del poder constituyente. Tal vez el modo como adelantemos la agenda en adelante sea convocando mucho a la ciudadanía para que la democracia viva opere más allá que la deliberación a puerta del Congreso”, añade Arias. 

En esa línea, el viceministro del Interior, Diego Cancino, anunció ayer unas constituyentes educativas en el país para ´mantener vivo el debate alrededor de la educación. 

4- La importancia de tener aliados en las mesas directivas

Aun si el gobierno hubiera tenido los votos, la reforma a la educación no entró en la agenda de la plenaria del Senado esta semana. Porque de lunes a miércoles su confección quedó en manos de los partidos de oposición. Por estatuto, los partidos opositores pueden acceder al manejo discrecional de tres sesiones durante el año legislativo. 

El Centro Democrático y Cambio Radical dejaron acumular esas tres sesiones para el remate del periodo y no solo para agendar los proyectos que querían, sino para hacer debates de control a funcionarios del gobierno. 

La negociación política para que la oposición acceda a esos tres días dependen en gran parte de las mesas directivas del Congreso. En el periodo que termina la oposición tuvo dos de los tres puestos en la del Senado: Iván Name y Didier Lobo. La senadora María José Pizarro, primera vicepresidenta, fue superada. 

Lo contrario ocurrió en la Cámara. Ahí dos de los tres fueron aliados del gobierno: Andrés Calle y Fernando Niño. Por eso, a diferencia del Senado, en la Cámara las sesiones de la oposición se coordinaron para que no fueran en días consecutivos, sino separados. 

Eso es clave para el tercer año del Congreso. Además del agendamiento de las sesiones de oposición, las mesas tienen la facultad de definir la prioridad de los debates que favorecen o no al gobierno. 

El gobierno, por ejemplo, se queja de que la pensional se retrasó porque Name la tuvo engavetada varios meses. 

Para el siguiente periodo está en carpeta de Cámara el desenlace de la reforma laboral, la reglamentación de la jurisdicción agraria, y el nuevo intento de reforma a la salud. La celeridad dependerá del manejo de las mesas. 

Por eso, en el caso de la Cámara de Representantes, el gobierno se la va a jugar a fondo para que la Presidencia quede en manos de Martha Alfonso Jurado, del Verde, quien lanzó su campaña tras liderar la aprobación de la pensional. Se enfrenta a Katerine Miranda, quien tiene una postura de independencia crítica frente al gobierno. 

Esas peleas también son fuertes en las comisiones clave. En la Primera del Senado, por donde deberá volver a pasar la reforma a la educación, la anunciada reforma a la justicia, la reglamentación de jurisdicción agraria, entre otras, hay puja entre verdes y La U.

Entre verdes están Ariel Ávila, aliado del gobierno, y Jonathan Ferley Pulido (Jota Pe), que es de oposición. Del lado de La U está compitiendo Alfredo Deluque y Julio Elías Chagui.   

Una versión de esta nota la puede escuchar en el episodio de hoy de Huevos Revueltos con Política.

Soy el periodista que cubre el Congreso. Estudié comunicación social y periodismo en la Universidad Surcolombiana. Antes hice parte de La Silla Sur. En 2020 gané el premio de periodismo Reynaldo Matiz y en 2021, 2022 y 2023 el premio Carlos Salamanca a mejor investigación. Escríbame al jortiz@lasillavacia.com