Francisco de Roux Rengifo, el sacerdote jesuita que fundó y dirigió el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, es una de las personas más respetadas en temas campesinos y construcción de paz en el país.

De Roux nació en una prominente familia caleña en 1943. Su hermano Gustavo fue Ministro de Salud de César Gaviria, director del programa de desarme de Cali (Desepaz) y candidato a la alcaldía de Cali en 2003 por la ASI. Su hermano Carlos Vicente fue concejal de Bogotá por la Alianza Verde, tras haber sido consejero de derechos humanos de César Gaviria y Ernesto Samper y juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Su hermana Lía, experta en temas de literatura y lectura, está casada con el ex alcalde bogotano Juan Martín Caicedo Ferrer. Y su otro hermano Antonio es vicerrector académico de la Universidad Javeriana de Cali y ha sido miembro de juntas directivas de importantes empresas vallecaucanas.

De Roux estudió filosofía y letras en la Universidad Javeriana e hizo una maestría en economía en la Universidad de los Andes, antes de graduarse en teología de la Javeriana y ordenarse en 1975.

Entró a trabajar al Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep) -el think tank de los jesuitas- como investigador y como promotor de las “empresas comunitarias”, tras lo cual se marchó a hacer su doctorado en economía en la Universidad de la Sorbona en París y otra maestría en economía en el London School of Economics. Al regresar a Colombia, volvió al Cinep como subdirector e investigador.

En 1986 se convirtió en el director del Programa por la Paz de la Compañía de Jesús y en el director del Cinep. De ahí surgió la idea de crear en 1995 el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (Pdpmm), un experimento que buscaba financiar las iniciativas de convivencia y desarrollo sostenible en una zona de 30.000 kilómetros en 29 municipios rurales de Santander, Bolívar, Cesar y Antioquia.

Allí, de la mano con la ex gerente del Incoder Miriam Villegas, lideró proyectos de economía campesina y créditos asociativos -como alternativas económicas en medio de la guerra- y el retorno de poblaciones desplazadas, como por ejemplo en el polémico caso de la hacienda Las Pavas. También es conocido por impulsar las zonas de reserva campesina como la del Valle del Río Cimitarra y por buscar salidas salomónicas a los conflictos por la tierra.

El Programa fue galardonado con el Premio Nacional de Paz en el 2001 y tres de sus ‘hijos’ han recibido el mismo premio: Merquemos Juntos (una organización de mercados y créditos comunitarios en Barrancabermeja) en 2011, la zona de reserva del Valle del Río Cimitarra en 2010 y los campesinos desplazados de Las Pavas en 2013.

En 2008 dejó la dirección del Programa de paz para asumir la cabeza de la comunidad jesuita en Colombia, cediéndole su lugar al padre Libardo Valderrama. Sin embargo, continuó muy vinculado a temas de paz y ha estado en el jurado del Premio Nacional de Paz -que organiza la Fundación Friedrich Ebert- desde hace una década.

En agosto de 2016, ofreció canjearse por el secuestrado ex congresista chocoano Odían Sánchez, dando una gran lección de solidaridad.

En mayo de 2018 se posesionó como miembro y Presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición creada por el Acuerdo celebrado entre el Estado colombiano y las extintas Farc para conocer lo que pasó durante el conflicto armado.