Un médico que receta un medicamento no porque sea el mejor o el más barato pero efectivo, sino porque un laboratorio le paga por hacerlo. Una droguería que guarda copia de las recetas de los médicos. Una asociación de pacientes que ayuda a sus miembros a conseguir una droga específica, y que financia el laboratorio que la vende. Un embajador que presiona a otros funcionarios para que tomen decisiones favorables a las farmacéuticas.
Todos esos son ejemplos de estrategias de la industria farmacéutica para asegurar sus ventas influyendo en decisiones públicas y que van más allá del lobby en el Congreso, una estrategia obvia pero que ha venido perdiendo fuerza.
Eso se nota en que perdieron las batallas clave en el trámite del Plan de Desarrollo de 2015 o en que el proyecto de ley del representante bolivarense de Cambio Radical Hernando José Padauí para que el sistema de salud no pueda proveer medicamentos genéricos (lo que ayudaría a las grandes empresas que tienen medicamentos de marca) se ha hundido dos veces, la más reciente en mayo de este año cuando sus cinco ponentes, de diferentes partidos, coincidieron en que era inconstitucional, ilegal e inconveniente.
Más allá de la pérdida de capacidad de influir en el Congreso y de la puerta giratoria entre funcionarios que luego se van a trabajar al sector que regulaban, la industria farmacéutica tiene una gran poder del que poco se habla en Colombia pero que está en el corazón del debate mundial.
Es una discusión que oscila entre el legítimo derecho de las farmacéuticas de incrementar las utilidades para sus dueños, y el objetivo de los estados de gastar sus recursos limitados con eficiencia para mejorar la salud pública.
Detrás de esa puja hay varios problemas complejos: las farmacéuticas necesitan maximizar las utilidades de los medicamentos que funcionan para invertir en investigación; hay una demanda cada vez mayor de medicamentos (por varios motivos como la mayor esperanza de vida, una idea cada vez más fuerte de que estar sano es estar perfecto o incluso el fomento de la sensación de tener enfermedades, especialmente mentales); la idea de que el Estado no debe decirle a los médicos qué tratamientos y medicamentos deben recetar.
En medio de esa complejidad, varias empresas farmacéuticas usan su poder para impulsar sus ventas por vías diferentes a la publicidad, que legalmente solo pueden hacer para los medicamentos que se pueden vender en mostrador.
Estas son las caras del poder farmacéutico en Colombia:
La alianza con los pacientes
Uno de los caminos más complejos y debatidos utilizados por las farmacéuticas es el de empoderar a los pacientes para que exijan sus derechos, lo que a la vez lleva a que el Estado esté obligado a comprarle más medicamentos a la industria.
Según un antiguo ejecutivo de un laboratorio grande, esto opera esencialmente por dos caminos: el de los programas de apoyo a pacientes de enfermedades crónicas (las que no tienen cura pero sí tratamiento, con lo que existe una dependencia casi permanente de las personas y un cliente a largo plazo para la industria) que usan sus productos y el de las organizaciones de pacientes más generales.
Entre esos dos grupos, en 2015 las 23 multinacionales afiliadas a Afidro donaron 1,893 millones de pesos a 50 entidades distintas, según reportó ese gremio en desarrollo de su código de ética que obliga a revelar esas donaciones.
Estos programas de apoyo a pacientes crónicos funcionan como una suerte de club de apoyo.
Como esos pacientes utilizan de forma periódica sus productos, algunos laboratorios los tratan como algo semejante a los clientes frecuentes de una aerolínea o un supermercado: pueden darles descuentos después de comprar cierta cantidad de dosis; financiar sedes a las que pueden ir los pacientes para que los ayuden en el manejo de su enfermedad y sus efectos; hacer seminarios o talleres para enseñarles a enfrentar la enfermedad.
“Al principio de mi tratamiento el laboratorio me hacía charlas y me mandaba una fisioterapeuta a mi casa todas las semanas, como complemento al tratamiento de inyecciones mensuales”, explica una paciente de una enfermedad crónica – que, como las demás, pidió que reserváramos su nombre y los datos de la enfermedad y el laboratorio para no tener problemas con el laboratorio que es fundamental para el tratamiento que le ayuda a que la enfermedad no avance o avance más lento.
“Un día la señorita que venía me dijo que les habían cancelado el contrato y no supe más”, continúa. “Eso sí, todos los meses me llaman a preguntar si la EPS entregó el medicamento y cuándo me lo aplicó la IPS designada para eso, porque llega con mi nombre. Todo lo tienen controlado”
Ese seguimiento personalizado es fundamental para que un tratamiento continuado funcione, pero también para mantener al paciente cerca del laboratorio (y verificar si el médico tratante cambió de medicamento).
También, les ayudan a conseguir sus medicamentos asesorandolos con las tutelas, y por esa vía pueden convertirse en un canal de “impulso a la demanda” (como llaman en la industria) a medicamentos nuevos.
Un paciente de una enfermedad autoinmune (en la que el cuerpo se afecta a sí mismo) le contó a La Silla que en los más de 15 años que lleva con ella, diferentes médicos le han presentado la existencia de terapias nuevas, algunas de las cuales prometen resultados casi mágicos. ”Cada pocos años aparece una nueva molécula, o eso me dice algún especialista. Y eso implica presionar a la EPS para poderlo usar”.
Otra cuenta que cuando su médico le prescribió el medicamento base, hace unos 5 años, le dijo que era muy probable que tuviera que acudir a la tutela. “Nos dijo que, en todo caso, tenía el contacto de una ONG que me podía ayudar. Efectivamente lo negaron, tuve que ir y son buenísimos. Se llama Colombia Saludable, son muy pilos y gracias a ellos hoy tengo el tratamiento, que nunca más me volvieron a negar.”
Justamente Colombia Saludable es un ejemplo de cómo la cercanía entre grupos de pacientes y los laboratorios puede ayudar a la industria a hacer presión ante el gobierno en un momento dado.
“La idea es tenerlos cooptados cuando se necesita apoyo desde la sociedad civil”, explica un antiguo directivo de la industria.
En 2015 Colombia Saludable fue la segunda mayor receptora de donaciones de empresas afiliadas a Afidro, con casi 201 millones de pesos.
Esa ONG se opuso al borrador de decreto que permitió que en Colombia haya medicamentos biosimilares (a los genéricos pero en un grupo de medicinas de punta, llamadas biotecnológicos).
Lo hizo alegando que “representa a más de 80.000 personas que viven con alguna enfermedad de alto costo” a los que el proyecto proponía usar “como conejillos de indias” de medicamentos no probados. Todo porque el borrador incluía un camino sencillo para permitir el ingreso de medicamentos biosimilares al mercado, conocido como ruta abreviada, cuando fueran los “genéricos” de un biológico ya aprobado.
En eso, el gerente de la asociación, Denis Honorio Silva, dijo que retomaba los de Pacientes Colombia, otra ONG. Curiosamente Silva también lidera esa otra entidad de defensa de los derechos de pacientes y, como contó la Silla en su momento, también usó argumentos similares a los de Afidro.
Otra de las principales beneficiadas por las donaciones de los laboratios multinacionales, la tercera que recibió más plata, más de 136 millones, fue es la Fundación Rasa (Red de Apoyo Social de Antioquia) que desarrolló el sitio web SiaMisDerechos en donde los usuarios pueden hacer su tutela en 7 pasos para tener acceso a la salud.
Eso ayuda a que los pacientes defiendan ese derecho, que incluye tener acceso a medicamentos que los médicos dicen que necesitan. Y, por esa vía, también facilita las ventas de los laboratorios, especialmente para medicamentos que no cubre el sistema pero que los jueces en ocasiones sí les conceden.
Los médicos consentidos
Una de las estrategias más usuales de la industria es “consentir” a los médicos para que estos prescriban sus medicamentos, ya sea en lugar de los de la competencia, en vez de usar otros tratamientos que no los necesiten o sencillamente en vez de no ver al paciente como alguien sano.
Eso les evita chocar con el Gobierno o hacer lobby y es una forma de aumentar la demanda de sus productos, pues a diferencia de la mayoría de bienes que se compran, en este caso quien paga (el paciente o la EPS) no es el que lo elige libremente, sino que lo hace su médico. Y eso hace que la decisión sea menos sensible al precio y la efectividad que cuando se compra ropa, muebles u otras cosas.
El camino más usado para incidir en los médicos es el de la educación continuada, pues a través de los visitadores médicos (vendedores de los laboratorios que van a los consultorios para ofrecerles medicamentos, explicándoles las novedades farmacéuticas) los laboratorios ayudan a cumplir parte de esa función.
Financiarles la realización de congresos médicos o la participación de algunos médicos en ellos (incluyendo pagar tiquetes, alojamientos e incluso viáticos) es una continuación natural de esa actualización. El problema es que los pagos son tales que pueden terminar siendo un soborno.
Según un directivo de la industria que ha pasado por varios laboratorios y que pidió la reserva de su identidad para poder hablar con libertad y no tener problemas laborales e incluso de seguridad, las prácticas son variadas y van de algunas totalmente aceptadas (como entregar muestras médicas) hasta totalmente ilegales, pasando por varias en zonas grises.
“Los laboratorios más sucios le pagan directamente a los médicos, hasta en efectivo, por prescribir sus productos. Yo conocí un encargado del tema en un laboratorio que en las reuniones de seguimiento no le preguntaba a los visitadores a dónde habían ido o cosas similares sino, directamente ‘¿Cuántos médicos compró?’ ”, explica
“A veces definen un valor por cada medicamento que prescriban y efectivamente compren los pacientes. Otras veces los médicos piden que les ayuden con diferentes gastos, como la matrícula de sus hijos o un televisor. Y lo cuadran”, dice la fuente. “Muchas veces, para no ser obvios, no pactan que le de a ese laboratorio la totalidad de lo que prescribe del medicamento sino, digamos la mitad. Así no es tan obvio que está comprometido con ellos”.
Una médica nos contó que en el caso de enfermedades incurables como la artritis o la psoriasis, hay protocolos de tratamiento que implican varios pasos.
En el de la piel, primero hay que recetar una serie de cremas (que son relativamente baratas), hacer seguimiento para después formular drogas más fuertes o tratamientos más costosos como la fototerapia, para solo como último recurso llegar a tratamientos biológicos que pueden costar hasta 15 millones de pesos al año una ronda de tratamiento.
Esta médica se ha enterado de colegas que recetan el tratamiento biológico desde etapas muy tempranas, lo que evidentemente genera más ganancias para las farmacéuticas y más puntos para los médicos.
El directivo de la industria agrega que hace algunos meses fue a una reconocida clínica de Bogotá, como parte de su trabajo, acompañando a un visitador. Cuando llegaron a donde un doctor que conocía, el médico le dijo al visitador que hablarán después, aparentemente por vergüenza. La fuente aceptó y, cuando volvió a ver al visitador, le contó que el doctor había pedido un televisor de 90 pulgadas a cambio de cierta cantidad de prescripciones de un producto de uso continuado
Algo similar le contó un visitador médico a El Espectador: “Les damos desde dinero hasta viajes a congresos en el extranjero con todo pago. La fórmula más común es que les paguemos a través de la llamada ‘educación médica continuada’. Es decir, contratamos al médico para que dé una conferencia y le consignamos lo que ellos digan.
Hay, además, otro par de técnicas. Una es a través de los puntos que acumula cada doctor según el número de recetas que prescriba. Los acumula y apenas logra una meta nos pide, si quiere, un electrodoméstico. Otra son pagos a través de terceros. Y una más, aunque muy poco frecuente, es el pago directo.“
Nuestra fuente nos explicó cómo funciona lo que el visitador médico llama “puntos” en esos laboratorios poco éticos (que por cierto son objeto de críticas de los que hacen las cosas de forma limpia, pues lo ven como competencia desleal).
Una de las formas de hacerlo es a través de planillas y call centers.
“El visitador le entrega al médico una planilla en el que éste debe anotar qué le recetó a qué paciente, y cuándo. Deja los datos de contacto y el laboratorio llama al paciente a preguntarle si el medicamento le sirvió. Detrás de esa muestra de preocupación por su salud está la verificación de quién le recetó qué y si lo compró”, dice.
“De ahí calculan sus ventas y le liquidan, según lo que hayan acordado. Si lo ven quedado, el visitador o el gerente de producto o de unidad le recuerda lo que le falta. Es un contrato con todas las de la ley, pero claro que no queda por escrito”.
Otra, más sencilla, es que el laboratorio directamente manda a imprimir los formularios de prescripción del médico, con papel químico. Así, queda copia de todo lo que prescriba, el visitador lo recoge y sobre eso le pagan.
Una más es que el médico prescriba un medicamento que no es tan sencillo de conseguir, y le deje a la persona un sticker o una tarjeta para que llame directamente a un laboratorio para preguntar si hay en stock o dónde conseguirlos. El paciente llama y el laboratorio ya sabe que fue gracias a ese médico.
Para muchas de esas estrategias, los laboratorios tienen un aliado: las farmacias, porque necesitan que sus productos estén disponibles y porque en muchos casos, para dolencias sencillas, las personas van directamente a una droguería a preguntar qué tienen para el dolor de cabeza o algo similar. Ahí también hay ‘incentivos’.
“Muchos dependientes ganan por cada producto que venden”, explica esta fuente. “Los llamados visitadores de farmacia, que también les explican las bondadaes de los productos, pueden negociar con ellos, ya sea por decisión propia o por política de los laboratorios menos éticos. Les dan 100, 200, mil pesos por cada uno. Eso suma de a poquitos, y si son 200 mil pesos mensuales, eso es bastante para alguien que gana un millón o millón y medio”.
Un especialista con consulta privada (y que pidió no revelar su identidad para evitar problemas en su trabajo) le confirmó a La Silla que esas estrategias son usuales, aunque muchos médicos la rechazan y hay diferentes grados de cercanía a los laboratorios.
“Es más fácil preguntar qué no está supeditado a la industria farmacéutica”, inicia su explicación. “Yo no recibo visitadores. Formulo medicamentos, creo yo, porque tiene que ver con el inconsciente porque te bombardean y también porque me ha ido muy bien con los que uso y los sé manejar”.
“Usted no me ve congreso tras congreso, porque hay uno cada mes y te llevan a todos lados. Yo no voy, aunque fui a uno internacional por una multinacional y creo que iré el próximo año a otro internacional por ellos. Voy porque me lo ofrecieron y ellos saben que yo les formulo (ellos saben lo que uno hace) y porque valen 15 millones de pesos cada uno. 4 o 5 días y vale 15 millones de pesos solo la inscripción, más tiquetes, estadía... Yo no tengo otra forma de conseguirme esa plata para ir”, concluye.
Y otro especialista le dijo a La Silla que, aunque prefería no hablar mucho del tema, los castigos por no entrar en ese ‘juego’ son claros. “Por algo no me han vuelto a invitar a congresos médicos los laboratorios”, dice y explica que eso sucedió desde que dejó de recibir visitadores médicos.
Una dermatóloga le contó a La Silla que recibe hasta tres visitadores a la semana, y eso porque se autoimpuso no recibir más porque podría recibir fácilmente esa cantidad al día.
Un antiguo directivo de una multinacional farmacéutica explica que dado que es un sector muy regulado en todas partes, pero con alta presión por resultados de venta, y que en Colombia está prohibida la publicidad de medicamentos excepto los de venta libre, terminan encontrando “formas creativas de promoción”.
En esa zona más gris, una de las estrategias más usuales es invitar a médicos conocidos a hablar en congresos, lo que permite varias cosas: ayudarles a aumentar su prestigio entre sus colegas, mejorar las relaciones con los que en la industria llaman “líderes de opinión” y pagarles directamente por esa charla.
Esos “líderes de opinión” son profesores, miembros de sociedades científicas (gremios de médicos especialistas), con profesores y con jefes de servicios en clínicas y hospitales, que son reconocidos en sus sectores y que tienen la posibilidad de influenciar a otros médicos. “Les pagan dos, cuatro, seis millones por charla” dice el directivo actual “Eso sí, en algunos casos les pagan más debajo de la mesa, o acuerda de una vez varias conferencias. Yo he visto que paguen hasta con carros”.
“En algunos casos la cosa llega hasta tal grado de descaro que las presentaciones que llevan no las hacen ellos, sino el laboratorio”, cuenta el ex directivo - aunque aclara que son casos excepcionales.
De hecho, según el directivo actual, hay casos de médicos que cobran por sus charlas (porque es trabajo) y se niegan a hacer propaganda oculta.
“Recuerdo a un doctor de la clínica Shaio diciendo en una presentación que la molécula del laboratorio que le estaba pagando no se debía usar en algunos casos, porque es lo que muestran los estudios. El gerente de producto luego se lo echó en cara y el doctor le dijo que su conciencia no estaba a la venta”. Y concluye: “en el sector, tanto entre médicos como en laboratorios, hay de todo. Hay mucha gente que hace las cosas bien, con total ética. Y esas prácticas nos dañan la imagen a todos”.
Sin embargo, el problema es tan generalizado que la reforma a la salud de 2010-2011, prohibió explícitamente que esas empresas den “prebendas o dádivas a trabajadores en el sector de la salud”, como darle beneficios a los médicos para que prescriban sus medicamentos.
Eso todavía no se aplica porque el Ministerio no ha terminado su proceso para reglamentarla, una demora evidentemente larga (lleva más de 5 años en el proceso) porque ante el lobby farmacéutico el Ministerio abrió un proceso muy participativo. En todo caso, el proceso está avanzando y en ella la industria ha mostrado su preocupación por algunos puntos, porque en cualquier caso hay muchas zonas grises.
En una reunión este lunes en el Ministerio para discutir el borrador actual de resolución, según un asistente, portavoces de la industria mostraron su preocupación de que se entendiera como prebenda que un laboratorio le pague a un médico por ser speaker (incluyendo viáticos, tiquetes y alojamiento).
Según una alta fuente del Ministerio, los laboratorios multinacionales afiliados a Afidro están más cerca de aceptarlo que los nacionales de Asinfar, lo que tiene sentido en la medida de que las multinacionales ya enfrentan esas obligaciones en otros países, están acostumbradas a revelar ese tipo de información (de hecho lo hace, aunque de forma agregada, para las asociaciones de pacientes en su gremio) y tienen departamentos de compliance que sirven como auditorías internas para ello.
En eso mismo coinciden las demás fuentes consultadas sobre este punto (el directivo actual, el ex directivo y tres médicos especialistas).
Todos, además, están de acuerdo en que antes eran más descarados: aunque los congresos siguen siendo en hoteles 5 estrellas y con comida, trago y música, en general ya no incluyen a las familias de los médicos, no pagan por días adicionales de estadía ni incluyen visitas turísticas u otros similares.
Eso se debe en buena medida a lo que han hecho otros países por este problema internacional: se ha dado en Estados Unidos, en España o en Chile. En esos casos, porque la presión de la opinión llevó a su gremio a prohibir las prácticas más agresivas y revelar el costos de las demás, y en Estados Unidos por el llamado Sunshine Act, una ley que le pone límites a lo que pueden hacer los laboratorios.
Ante esas restricciones, varios laboratorios han comenzado a buscar nuevos mercados en el mundo en desarrollo para compensar las limitaciones a las ventas en los países más avanzados.
Eso se nota, por ejemplo, en las estrategias de Mundipharma, una de las empresas protagónicas del problema de los opioides en Estados Unidos, que en medio de las críticas llegó a Colombia en 2013.
Para 2014, según dijo su entonces gerente general a El Tiempo y a Portafolio, ya tenían el 23 por ciento del mercado de opioides orales fuertes, justamente las drogas que están produciendo una epidemia en Estados Unidos.
Desde entonces han capacitado médicos para que prescriban sus medicamentos opioides en la lucha contra el dolor y han apostado a brindarle servicios que ayuden a que prescriban sus medicamentos, como GlucomApp para asesoría a médicos en esa enfermedad (desde 2015 tiene una unidad de negocio oftalmológica enfocada justamente en el tratamiento de glaucoma), incluyendo la relación de congresos médicos a los que podrían ir.
La presión desde afuera
Otra de las estrategias de la industria farmacéutica, y especialmente las multinacionales, es usar la diplomacia para presionar al Gobierno.
Como buena parte de esa industria es de grandes multinacionales, que tienen patentados medicamentos cotidianos como aspirina (de Bayer) o Advil (de Pfizer), y otros muy especializados en diferentes enfermedades, su interés es grande. Y han aprovechado las instancias internacionales en las que Colombia está en posición débil para hacer presión: hace un año el Congreso de Estados Unidos, cuando Juan Manuel Santos estaba buscando plata para financiar el posconflicto, y ahora la Ocde.
Esto último porque falta la luz verde de dos de los 23 comités temáticos para que Colombia entre a ese club y uno de ellos es el de comercio. Eso ha creado una ventana de oportunidad para presionar a Colombia en otros temas, como ya ha pasado con licores y chatarrización.
En medicamentos siguen llegando fuertes presiones al Gobierno, especialmente de parte de los Estados Unidos, sobre todo por tres decisiones.
Una es el artículo del Plan de Desarrollo que permite que el Ministerio pueda presentar consideraciones ante la Superindustria en el trámite de patentes de medicamentos (algo que puede hacer cualquier persona), por lo que puede incidir en que la Super no las otorgue, o pedirle que otorgue licencias de uso obligatorias, para que un medicamento esencial y patentado pueda ser producido por otros laboratorios.
Otro es otro artículo del Plan que hace que el Invima solo les pueda otorgar un registro sanitario (si el que no pueden vender) cuando el Ministerio haya definido un precio de referencia.
Y el tercero es la circular por la que creó una metodología para determinar el precio de un medicamento cuando lo declara de interés público, algo que ocurrió por primera vez con el Imatinib (conocido también por su nombre comercial de Glivec) de Novartis, y que le puso los pelos de punta a las multinacionales porque permite obligar a los laboratorios a dejar que otros produzcan los medicamentos que tienen patentados, pagándoles por el derecho a hacerlo.
Eso encaja en la preocupación del comité de comercio (conocido como Bica por sus siglas en inglés) por las cuestiones de salud, de la que se encarga uno de sus ocho subcomités, que ha defendido especialmente las patentes como forma de asegurar la innovación y el comercio - una visión que ha sido difícil de conciliar en la práctica con el caso Imatinib.
Aunque no ha ocurrido, por lo menos hasta ahora, un acto de presión tan fuerte como la encerrona a Santos en París por el lobby de licores cuando él fue a hablar de paz, entidades oficiales de los países miembros de la Ocde y con industria farmaéutica fuerte (Reino Unido, Alemania, Suiza y sobre todo Estados Unidos) sí han enviado cartas muy exigentesa la Ocde.
Justamente, las recomendaciones del comité a Colombia para su aceptación como parte del club, han refeljado esa postura, que a su vez es igual a la que ha exigido el gremio farmacéutico gringo, PhRma, a su equivalente al ministerio de comercio
Carta del Biac sobre salud en Colombia by lasillavacia on Scribd
Esa estrategia no es nueva. No solo ya había ocurrido con el decreto de biotecnológicos que incluyó una carta del vicepresidente de Estados Unidos para intentar que no saliera sino que se la han aplicado desde más atrás y en diferentes espacios.
Un caso claro es el de la nueva directora de medicamentos del Ministerio, Carolina Gómez, que fue víctima de esta presión, como contó la Silla en 2014, cuando salió el decreto de biosimilares. Ella, junto con el entonces director de regulación del Ministerio de Comercio, Felipe Torres, defendieron esa regulación en entidades internacionales y frente a embajadas como las de Suiza y Estados Unidos, que hicieron lobby para tratar de evitar que saliera.
Esa defensa le costó a Gómez un veto tácito para volver a las reuniones de la Organización Mundial de la Salud en Ginebra después de que, en un encuentro sobre investigación y desarrollo para países pobres en 2’12, dijo que se necesita que haya apoyo estatal estructural para ese tema, y que de seguir con esfuerzos puntuales y deshilvanados equivale a caridad.
La última afirmación tuvo una respuesta muy fuerte de la delegación de Estados Unidos y desde entonces Gómez, que era asesora del ministerio, no volvió a representar a Colombia en esas reuniones.
Esta nota no se habría podido hacer sin la colaboración de loa SúperAmigos de La Silla del 2016. La campaña de este año sigue abierta porque varias personas nos pidieron postergar su cierre, porque han tenido problemas para donar o porque recibieron su salario ayer. Si quiere apoyarnos, done acá.
También contó con el varlioso apoyo del programa "Salud Visible" de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Los Andes que coordina la profesora Tatiana Andia.
Comentarios (18)
Sergio F
Estudiante
01 de Diciembre
0 Seguidores
Felicitaciones por esta investigación periodistica, definitivamente una de la...+ ver más
Felicitaciones por esta investigación periodistica, definitivamente una de las mejores del año.
Giovanni Garcia
Especialista en finanzas
01 de Diciembre
0 Seguidores
100% de acuerdo
100% de acuerdo
VivianaChavesLuna
Ama de casa
01 de Diciembre
0 Seguidores
Excelente reporte. Sugiero que el texto pase por revisión editorial antes de ...+ ver más
Excelente reporte. Sugiero que el texto pase por revisión editorial antes de publicarlo.
Juanita León
Directora de La Silla Vacía
01 de Diciembre
979 Seguidores
Hola. Yo lo revisé. Viste algún error de dedo? Ya miro de nuevo porque se le...+ ver más
Hola. Yo lo revisé. Viste algún error de dedo? Ya miro de nuevo porque se le escapan a uno.
Prada
Desarrollador de software, independiente.
01 de Diciembre
1 Seguidores
Me parece impropio el adjetivo "cooptado" aplicado a los pacientes en este con...+ ver más
Me parece impropio el adjetivo "cooptado" aplicado a los pacientes en este contexto. ¿Tal vez quisieron decir "captados"? Cooptar: "Llenar las vacantes de una corporación mediante el voto de los integrantes de la misma". Captar: "Atraer [una persona] hacia sí la atención, la voluntad, el afecto o el interés de alguien" (Además de recoger... , percibir... , comprender...).
chjarami
Diletante.
01 de Diciembre
1 Seguidores
Capturar, como en cautivo?
Capturar, como en cautivo?
Julián
Pensador
02 de Diciembre
0 Seguidores
Una ayuda..mirar este parrafo "Salud en Ginebra después de que, en un encuentro sobre investigación y desarrollo para países pobres en 2’12,"
Una ayuda..mirar este parrafo "Salud en Ginebra después de que, en un encuentro sobre investigación y desarrollo para países pobres en 2’12,"
FABIO A GONZALEZ S
Farmaceutico
01 de Diciembre
0 Seguidores
Buen dia Deben tener en cuenta el negocio de no entregar medicament...+ ver más
Buen dia Deben tener en cuenta el negocio de no entregar medicamentos, les comparto mi blog sobre el tema http://opiniondeunregente.blogspot.com.co/2016/06/el-negocio-de-no-entregar-medicamentos.html
Elizabeth Prado
Abogada
01 de Diciembre
8 Seguidores
Yo veo en la alianza con los pacientes, una prueba de la efectividad de los medicamentos por parte de personas que luchan por su vida. Sobre médicos consentidos, pienso que este artículo está generalizando la conducta de unos pocos. Y sobre la presión desde afuera, es legítimo que cada país trate de hacer valer sus intereses. Me encantaría que Colombia tuviera los suyos más claros.
Yo veo en la alianza con los pacientes, una prueba de la efectividad de los medicamentos por parte de personas que luchan por su vida. Sobre médicos consentidos, pienso que este artículo está generalizando la conducta de unos pocos. Y sobre la presión desde afuera, es legítimo que cada país trate de hacer valer sus intereses. Me encantaría que Colombia tuviera los suyos más claros.
Juanita León
Directora de La Silla Vacía
01 de Diciembre
979 Seguidores
Creo que es un punto de vista valido salvo el de la generalización, porque ju...+ ver más
Creo que es un punto de vista valido salvo el de la generalización, porque juanes aclara que no son todos.
Elizabeth Prado
Abogada
01 de Diciembre
8 Seguidores
Gracias Juanita:) Lewin dice que es una de las prácticas más usadas, dentro del contexto de los poderes de las famacéuticas. Pienso que a los lectores les queda la idea de que la mayoría de médicos son sobornables (a cambio de un televisor) y que la mayoría de las empresas usan esas prácticas. No me parece justo ni con la profesión médica, ni con la industria.
Gracias Juanita:) Lewin dice que es una de las prácticas más usadas, dentro del contexto de los poderes de las famacéuticas. Pienso que a los lectores les queda la idea de que la mayoría de médicos son sobornables (a cambio de un televisor) y que la mayoría de las empresas usan esas prácticas. No me parece justo ni con la profesión médica, ni con la industria.
chjarami
Diletante.
01 de Diciembre
1 Seguidores
Supongamos qel médico no cambia las recetas que prescribe, ni tiene en cuenta...+ ver más
Supongamos qel médico no cambia las recetas que prescribe, ni tiene en cuenta qué seminarios en el Caribe organiza la farmacéutica X. Y supongamos también que el mismo médico sí acepta feliz la invitación paga al seminario o la ancheta con generosos licores de fin de año. Eso es ético, o no? chjh
Giovanni Garcia
Especialista en finanzas
01 de Diciembre
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Muy completo el artículo. No había entendido ese nivel de corrupción.
Muy completo el artículo. No había entendido ese nivel de corrupción.
Giovanni Garcia
Especialista en finanzas
01 de Diciembre
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Mejor dicho, muchos laboratorios, farmacías y doctores son unos ladrones. ...+ ver más
Mejor dicho, muchos laboratorios, farmacías y doctores son unos ladrones.
Jose Manuel Hoyos
Publicista
01 de Diciembre
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Muy buena investigación. Ojo con los typos!
Muy buena investigación. Ojo con los typos!
Marleny Barrera López
abogada
01 de Diciembre
5 Seguidores
Buena investigación. Sorprende que Minsalud no expida la reglamentación de las prohibiciones y sanciones contenidas en la L 1474. es más, su vigencia no está condicionada a su reglamentación. Con los biotecnológicos se logró el decreto por orden del Trib. Adtivo de Cundinamarca. En dermatología es generalizada la práctica de prescribir por lo que les remuneran.
Buena investigación. Sorprende que Minsalud no expida la reglamentación de las prohibiciones y sanciones contenidas en la L 1474. es más, su vigencia no está condicionada a su reglamentación. Con los biotecnológicos se logró el decreto por orden del Trib. Adtivo de Cundinamarca. En dermatología es generalizada la práctica de prescribir por lo que les remuneran.
Julián
Pensador
02 de Diciembre
0 Seguidores
Esta investigación demuestra que el eje articulador son los médicos. Ahora bien, recuerdo una frase que suelen compartir los estudiantes de medicina "El éxito de un médico, se mide por el modelo y la marca del carro que tienes". No puedo generalizar que todos los médicos tengan un comportamiento reprochable, pero infortunadamente la ética esta fuertemente cuestionada. Muy buen trabajo.
Esta investigación demuestra que el eje articulador son los médicos. Ahora bien, recuerdo una frase que suelen compartir los estudiantes de medicina "El éxito de un médico, se mide por el modelo y la marca del carro que tienes". No puedo generalizar que todos los médicos tengan un comportamiento reprochable, pero infortunadamente la ética esta fuertemente cuestionada. Muy buen trabajo.
Gloria Nancy Hoyos
comerciante
02 de Febrero
0 Seguidores
El Poder y la Corrupción, siempre se encuentra a quienes afectar y desgraciad...+ ver más
El Poder y la Corrupción, siempre se encuentra a quienes afectar y desgraciadamente es al Pueblo, en Colombia se perdieron los valores, la ética profesional, !! seguro ¡¡ el dinero hace falta, pero más falta hace, la MORAL, será por lo qué nosotros somos viejos, pero muchos les están dando muy mal ejemplo a los qué traemos atracito...