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- Publicación Fecha de publicación:Miércoles, Diciembre 10, 2008 - 12:00
Universidad de los Andes Facultad Ciencias Sociales Por: Jaime Humberto Borja
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En la cultura barroca, el cristianismo marcó una forma de re-lación con el cuerpo. El modelo partía de la imitación de las virtudes yactitudes de Cristo, cuyo seguimiento establecía una forma idealizada deactividad corporal. Entre las diversas formas de ser cristiano, la santidadfue la más valorada en la medida en que se consideraba un acto de per-fección porque imitaba lo más cercanamente posible el modelo crístico.Los santos fueron considerados “normales” en relación a los ideales de lareligión y ascendidos a la categoría de ejemplares para aquellos “cuerposanómalos”, el cristiano común que, en términos barrocos, debía aspirar ala santidad. Este artículo trata el caso particular de la Nueva Granada endonde, tanto el género narrativo de las vidas ejemplares como la pintura,revelaban lo que debía ser el tratamiento del cuerpo anómalo, el del co-mún, y proponían modelos de imitación. Se resalta la importancia y losefectos de la mortificación corporal como comportamiento ideal, paracrear la disciplina de la humildad, cuyo objetivo era crear dos modelos decuerpo: el aislado y el mortificado