El IQ

Este es un trabajo que parte de una preocupación académica y política por el curso que siguió el movimiento alterglobalización en la segunda década del siglo XXI después de haber tenido un pico de movilización entre 1999 y 2005. Con el objetivo de comprender esa trayectoria, este trabajo aborda la relación entre lo local y lo global en el ejercicio de la resistencia contra el neoliberalismo mediante el estudio de los vínculos que existen entre el movimiento alterglobalización, el movimiento cocalero boliviano y los movimientos piqueteros y multisectoriales argentinos, específicamente el Frente Popular Darío Santillán y el Movimiento Popular La Dignidad.

En aquellos vínculos y relaciones, Carolina Cepeda encuentra que es imposible entender la resistencia contra el neoliberalismo privilegiando exclusivamente el análisis de la dimensión local o de la dimensión global, ya que ambas hacen parte del mismo proceso, y la prevalencia de una de las dos invisibiliza lo que tiene lugar en la otra. Así, el argumento central de este estudio expone que la resistencia contra esa tendencia liberal se ejerce en un encuentro permanente de prácticas y discursos locales y globales que permite que haya un proceso constante de apropiación y resignificación de imaginarios, blancos, aliados, valores, estrategias, solidaridad y símbolos por parte de distintos movimientos y organizaciones sociales locales. Este encuentro tiene lugar a partir de dos mecanismos: la localización/vernaculización y el enmarcamiento global que operan en distintos terrenos y que permiten reivindicar la imaginación como un espacio de lucha política y construcción social. 

Este documento examina una campaña global en la que las redes de defensa transnacionales desafiaron los derechos de monopolio de los Laboratorios Abbott sobre el medicamento antirretroviral Kaletra. Se enfoca en los casos de Colombia y Ecuador y analiza las diferentes trayectorias de la campaña en los dos países y cómo cada trayectoria contribuyó de manera diferente al resultado global. En ambos casos, demuestro que el activismo operaba en un patrón de "boomerang inverso", mediante el cual una ONG internacional se acercó a los aliados locales para expandir su coalición global, priorizando su agenda sobre otras consideraciones internas. Sostengo que en los casos en que las campañas transnacionales se inician a nivel mundial, existe un desajuste potencial entre los objetivos globales y nacionales y que la contribución de las campañas a la elaboración de normas mundiales depende del tipo de relación establecida entre los defensores internacionales y los actores nacionales. Dichas relaciones están a su vez influenciadas por el contexto político y económico y los arreglos institucionales de cada país.