Alrededor de la polémica Reforma a la Justicia se han organizado tres sectores políticos: el santismo, que quiere rescatar la Reforma y salvar su cara; el uribismo, que busca aprovechar la coyuntura para convocar una asamblea constituyente; y organizaciones sociales y la izquierda, que plantean un referendo para tumbar la Reforma. Las tres iniciativas, que ya están empezando a andar, van más allá de la Reforma y muestran a tres grandes grupos políticos que se están posicionando para las elecciones de 2014.

Éstas son:

Nota: la historia fue actualizada con la decisión del gobierno de cambiar su posición y objetar toda la reforma, que se hizo pública después de su publicación.
REFERENDO
Los que la quieren tumbar sí o sí
ASAMBLEA CONSTITUYENTE
Los que ven otras oportunidades
EXTRAS
El salvavidas del Gobierno
¿Quién está detrás?
Varias organizaciones: los “indignados” de Manos Limpias, los veedores ciduadanos de Red Ver, la Misión de Observación Electoral de la OEA -MOE, el Centro de Estudios Constitucionales Plural, el Sindicato de Empleados Judiciales Asonal Judicial y el Observatorio Permanente de Justicia. 
El uribismo a través del Centro de Pensamiento Primero Colombia. Personajes como el ex presidente Uribe, José Obdulio Gaviria, el senador Juan Carlos Vélez y el representante Miguel Gómez Martínez.
El gobierno. Detrás de la estrategia están el ex ministro de Justicia Juan Carlos Esguerra, el director de la Agencia de Defensa Jurídica de la Nación, Fernando Carrillo, y la Secretaria Jurídica de Palacio Cristina Pardo, entre otros.
¿Qué propone?
Que a través de un referendo y con el voto de los ciudadanos, sea el pueblo mismo el que “tumbe” la Reforma a la Justicia.
Que, con la excusa de tumbar la Reforma a la Justicia, se convoque una Asamblea Constituyente para revisar la Constitución. La Asamblea Constituyente no se hace para revocar una ley, y puede llegar a volver a hacer la Constitución entera. 
Que el Congreso se reúna en sesiones extraordinarias esta semana para discutir las objeciones o “micos” que Santos mencionó en su discurso del jueves pasado. Aunque el  propósito iniciarl era que la Reforma sobrevivirera sin micos, finalmente el Gobierno decidió objetarla toda.  
¿Qué necesita para funcionar?

Lo primero que necesita el referendo es que la Reforma ya haya sido promulgada. Con la incertidumbre actual sobre la Reforma, esto puede ser un problema aunque La Silla habló con dos de los principales promotores del referendo y ellos no lo ven así. Pero además este referendo solo tendría cabida si el Congreso mismo no tumba antes la Reforma.

Lo segundo que necesita es que el comité de promotores (que ya fue conformado) logre recoger más de un millón de firmas. Con eso la Registraduría puede fijar una fecha y preparar toda la logística para el referendo. Y finalmente, necesita que en el referendo voten a favor de tumbar la reforma unos ocho millones de colombianos.

La Asamblea Constituyente tiene un camino difícil. Primero el Congreso debe aprobar un proyecto de ley, que Miguel Gómez ya ha dicho que va a presentar el 20 de julio. Según Gómez, la constituyente incluiría una revocatoria del Congreso, por lo que es bastante improbable que el Congreso la apruebe y se haga el hara-kiri. En todo caso, si sobrevive en el Congreso, se necesita que un tercio del censo electoral (unas ocho millones de personas), voten a favor de la convocatoria. Y luego se necesitan otras elecciones para escoger a los constituyentes, quienes deberán reglamentar el funcionamiento de la Asamblea, discutir los temas y, finalmente, reformar la Constitución.               

El Gobierno tiene que convocar al Congreso a sesiones extra para que discuta las objeciones, con el decreto que está por firmarse. Como el Congreso sólo puede discutir los temas para los que lo convoque el Gobierno, la Reforma a la Justicia volverá a la discusión. El riesgo era que el presidente del Congreso, Juan Manuel Corzo, decidiera promulgar la reforma ya que Santos decidió no hacerlo, pero el senador conservador ya rechazó esa posibildiad .
¿Cuánto se demoraría?
Legalmente el proceso podría tardar apenas algunos meses. Sin embargo, en la práctica   recoger, presentar y contabilizar más de un millón de firmas no es sencillo. Para el caso del fallido referendo reeleccionista, los promotores se demoraron nueve meses en recoger 5 millones de firmas. Y el proceso no depende solo de los promotores sino además de la eficiencia del Consejo Nacional Electoral y la Registraduria General de la Nación.
El proyecto de ley para convocar a una asamblea constituyente se demora por lo menos un semestre para salir del Congreso. Luego se requieren por lo menos seis meses más para organizar la convocatoria popular. Es decir, a mediados de 2013, por temprano, se podría estar definiendo en las urnas si hay o no Asamblea.
El trámite de las sesiones extras puede ser muy rápido: El Gobierno, que fija su duración, las va a citar para el  27 y 28 de junio, por lo que esta semana se sabrá si el Gobierno logró lo que se propuso.
¿Cuál es la jugada política para 2014?

El sentimiento en contra de la Reforma es tan grande que ya el Partido Liberal, a través de su presidente Simón Gaviria, y Cambio Radical, por medio de Germán Varón, están señalando la necesidad de hundir toda la Reforma, lo que evitaría el referendo. Si eso no pasa, o si en las sesiones extras se pasa una Reforma depurada por el Gobierno, los promotores seguirían con la iniciativa. Quedarán sonando los problemas de procedimiento que esta Reforma tuvo y que la podrían tumbar en un futuro en la Corte Constitucional.

El principal afectado sería entonces el gobierno de Santos, que tendría que defender en las urnas lo que le quedó luego de las sesiones extras de una Reforma con pésima imagen y que ya nadie defiende. Pero también podrían verse golpeados los partidos de la Unidad Nacional que apoyaron, modificaron y votaron favorablemente la Reforma. Finalmente, aunque no es de su iniciativa, el Polo Democrático ha venido apoyando el referendo desde antes de la conciliación y el escándalo, como ya lo contó La Silla Vacía . Todo el ruido alrededor de un referendo que tumbe toda la Reforma, y la movilización ciudadana que se pueda lograr, sirve de combustible al partido de izquierda, como ha ocurrido con otras protestas como la de los estudiantes contra la reforma a la educación. Sobre todo porque el referendo se haría muy cerca de las elecciones de 2014 y los políticos que logren montarse en esa ola (si la gasolina da hasta allá), podrían recibir un impulso fundamental en las urnas.

Una Asamblea Constituyente sería devastadora para el gobierno. Por cuenta de una Reforma a la Justicia tildada de corrupta se podrían revisar las bases jurídicas del Estado. Y como la iniciativa no viene de la oposición, Santos inicialmente tendrá muy poco control sobre ella. 

El uribismo podría buscar las mayorías que actualmente no tiene en el Congreso mediante una revocatoria, y tumbar así varias reformas de Santos como el Marco Jurídico para la Paz. Otras modificaciones que sectores políticos de derecha han querido hacer siempre, como penalizar el aborto en todos los casos o aclarar que la familia es solo entre hombre y mujer, podrían entrar. Y, por una modificación al texto o porque un nuevo Congreso lo deje sin el apoyo político necesario, se podría bloquear la reelección de Santos.

El representante Miguel Gómez ha dicho que la constituyente sería  “para poner en cintura a los monopolios y no para favorecerlos” “para prohibir la reelección no para fortalecerla”, lo que señala que la Constiuyente va más allá de la Reforma a la Justicia.

Sin embargo, el gobierno tiene cómo bloquear estos efectos. Como el Congreso define qué temas puede abordar la Constituyente, la maquinaria santista puede hundir la iniciativa o imponer otros temas (e incluso abrir una caja de Pandora de beneficios a los congresistas). Pero igual la jugada tiene el potencial de unificar la oposición de derecha y de armar o revivir las redes uribistas con miras a las elecciones de 2014, especialmente si hay una convocatoria a Asamblea en  esa época.

La jugada desesperada de Santos de objetar  la Reforma fue más política que jurídica,  porque la Constitución no lo autoriza para detener una Reforma de esa manera.

Aún si el Congreso acepta las objeciones y se promulga la Reforma, es muy probable que la Corte Constitucional la termine tumbando ante una demanda. Además, la presión social sera muy fuerte. Por eso Santos se tragó el sapo de irse contra toda la Reforma a pesar de que pierde más credibilidad (es de su iniciativa y el gobierno se la jugó por ella durante su paso por el Congreso), y no hizo durante los ocho debates, ni cuando conoció y señaló los “micos” habían quedado en la Ley.

El Congreso también va a aprovechar en esta movida como una oportunidad para desembarrarla. Pero tiene el obstáculo de que no es claro que en sesiones extras del Congreso se puedan debatir reformas constitucionales.

Sin embargo, Santos pudo ponerse de acuerdo con la Unidad Nacional y hundir toda la Reforma. Aceptar de una vez su responsabilidad y despejar el panorama. Esto desarma las otras iniciativas y lo dejaría en mejores condiciones para el 2014.

Los caminos de la Reforma a la Justicia

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.