En los últimos días, algunos medios han dicho que la Unión Patriótica podría volver a jugar en las elecciones de octubre de este año. Esto es bastante improbable pero la historia de por qué está sonando nuevamente este partido es interesante.


La Unión Patriótica perdió su personería jurídica en 2002, y el año siguiente Mario Upegui (foto centro) demandó al Consejo Nacional Electoral ante el Consejo de Estado por esta decisión. El año pasado, el ex Magistrado de la Corte Constitucional Jaime Araújo (foto abajo) hizo lo mismo.

El genocidio de los miembros de la Unión Patriótica fue una de las catástrofes políticas más graves que han sucedido en la historia del país y que aún sigue en buena parte en la impunidad. Después de ser asesinados uno a uno los miembros de este partido que surgió en 1985 de los Pactos de la Uribe entre las Farc y el gobierno de Belisario Betancour, el partido desapareció oficialmente en 2002.

Ese año, la Unión Patriótica obtuvo 1.185 votos para Cámara, y ninguno para Senado o las presidenciales porque el partido físicamente no tenía candidatos. Como nadie salió elegido y tampoco consiguió los 50 mil votos necesarios para existir, el partido perdió la personería jurídica y básicamente desapareció del mapa político.

Sin embargo, en los últimos días, algunos medios han dicho que la Unión Patriótica podría volver a jugar en las elecciones de octubre de este año. Esto es bastante improbable pero la historia de por qué está sonando nuevamente este partido es interesante.

Las demandas

Hay dos grupos de personas que tienen su fe puesta en la resurrección de la UP: los últimos directivos del Partido que quieren revivir el partido como una forma de reparación simbólica para las víctimas del genocidio; y el excandidato presidencial y exmagistrado de la Corte Constitucional Jaime Araújo, que dice que quiere reivindicar el deseo de las bases de la UP para que puedan militar en la izquierda sin necesariamente estar en el Polo Democrático.

Los esfuerzos del primer grupo arrancan en 2003. En esa fecha, después de que el Consejo Nacional Electorial les había retirado la personería jurídica, el director de la Unión Patriótica Mario Upegui demandó esta decisión ante el Consejo de Estado. Alegó que si bien la UP no cumplía los requisitos que exige la norma para conservar su personería jurídica, el Consejo de Estado debía tener en cuenta que lanzarse a elecciones para este partido era difícil. Habían sido asesinados 4 mil de sus miembros, entre esos dos candidatos presidenciales como Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa. “El Consejo Nacional Electoral ni siquiera se percató de que a los candidatos de la Unión Patriótica les fueron cercenadas sus vidas y que ello les impidió presentar candidatos en las elecciones citadas”, dice la demanda de Upegui.

El 2 de diciembre pasado, la Sección Primera del Consejo de Estado, con ponencia del magistrado Marco Antonio Velilla, profirió un fallo en el que reconoce el genocidio del que fue víctima la UP pero ratifica la decisión del Consejo Nacional Electoral. Según el tribunal, el CNE actuó de acuerdo a la Constitución y no podía utilizar criterios subjetivos frente al caso de la Unión Patriótica. (Ver decisión del Consejo de Estado)

“Yo no estoy enterado de la decisión”, dijo a La Silla Vacía Mario Upegui, a pesar de que la demanda fue suya y que esta se hizo pública la semana pasada. Upegui y los sobrevivientes de la Unión Patriótica no estaban encima de la decisión. En parte, porque demandaron hace ocho años y en parte porque están esperando una decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Le tienen más fe a la justicia internacional.

“Queremos, además de la reparación a las víctimas, del derecho a la memoria, una reparación política. Puede ser recuperar la personería jurídica o tener derecho a un número de curules”, explicó Upegui a La Silla Vacía. Es decir, sí esperan un ‘come-back’ político de su antiguo partido, pero no vía un fallo del Consejo de Estado sino de una condena internacional al Estado colombiano. Pero como una decisión de la Corte Interamericana puede tomar años, los directivos son conscientes de esto, y por eso también juegan en el Polo desde hace algunos años.

El segundo jugador

El que sí le tiene fe a revivir el partido vía la justicia colombiana es el exmagistrado Jaime Araújo Rentería. Y espera hacerlo en los próximos dos meses para que la UP pueda inscribirse como partido en las elecciones de octubre.

Jaime Araújo Rentería, magistrado de la Corte Constitucional hasta 2009 y profesor del Externado durante 30 años, fue candidato a la Presidencia por el movimiento Alianza Social Afrocolombiana en las pasadas elecciones. El 30 de mayo tan solo obtuvo 14 mil votos- menos de 1 por ciento del total de la votación, y volvió a ser abogado independiente.

En mayo del año pasado, Araújo puso otra demanda ante el Consejo de Estado también contra la decisión del Consejo Nacional Electoral de quitarle la personería de la UP. Esta demanda sigue en curso.

“Cuando estaba en campaña, en agosto del 2009, varios militantes de la UP adhirieron a mi candidatura en la librería de la Universidad Nacional. Ahí me comprometí con ellos, por eso esta demanda”, explicó Araújo a La Silla Vacía.

Entre quienes se acercaron a Araújo estaban Jeritza Merchán y Sebastián Gonzáles. Merchán nunca militó en la Unión Patriótica pero participó en un grupo de investigación sobre el partido político que dirigía el profesor de la Universidad Nacional Iván David Ortíz Palacio. Sebastián González sí estuvo en la UP desde su fundación en 1985, pero desde finales de los noventa se peleó con las directivas del partido.

“Yo soy el abogado de ellos, su apoderado. Y se lanzaron a poner la demanda porque si los directivos no hacen nada por la Unión Patriótica, sí lo hacen sus bases”, dice Araújo.

Sergio Gonzáles fue la cabeza de lista al Senado de Jaime Araújo y también se quemó. Luego, los tres interpusieron la segunda demanda ante el Consejo de Estado. ¿Porqué una segunda demanda? “Nosotros no teníamos conocimiento de la demanda de Mario Upegui”, dijo a La Silla Vacía Sergio Gonzáles, lo que demuestra lo lejos que están ambos grupos.

Mario Upegui dice que Sebastián Gonzáles fue expulsado de la dirección de la Unión Patriótica por razones laborales y luego pasó a trabajar junto a Horacio Serpa en Santander. Gonzáles niega esto. “Solo apoyé la candidatura de Serpa en 1998, pero porque la UP no tenía candidato y el partido debía apoyar a alguien”.

De cualquier manera, Araújo cree que su demanda puede tener más éxito que la de Upegui porque Marco Antonio Velilla ya no será el ponente sino la magistrada Susana Buitrago. Araújo ve a Velilla como un uribista, poco sensible a la tragedia de la UP, dado que fue uno de los ternados por Uribe para Fiscal General. Además, Araújo cree que su demanda es mucho más elaborada e incluye datos sobre el genocidio que se han conocido después del 2003, cuando se presentó la primera demanda. “No estamos de acuerdo que desde el Polo se le eche tierra al genocidio”, dice Sebastián.

Toca ver si esta demanda no se toma los diez años que requirió la otra. Existe una ligera posibilidad de que accedan a la solicitud de Araújo de suspender provisionalmente la decisión del Consejo Nacional Electoral, y esa decisión sí podría salir en un par de meses. Solo así resucitará para las próximas elecciones la Unión Patriótica. 

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