Sin alianzas, sin dejar a un lado los humanos recelos, los inútiles rencores y sin consolidar nuevas redes políticas, el centro democrático va a volver a perder la oportunidad de ser  mayoría y reconquistar influencia nacional. Lo que está en juego no es el presente del Partido Verde ni el futuro de unas figuras prominentes, sino el presente y futuro de la democracia nacional.

Sin alianzas, sin dejar a un lado los humanos recelos, los inútiles rencores y sin consolidar nuevas redes políticas, el centro democrático va a volver a perder la oportunidad de ser  mayoría y reconquistar influencia nacional. Lo que está en juego no es el presente del Partido Verde ni el futuro de unas figuras prominentes, sino el presente y futuro de la democracia nacional.

Aunque todas las encuestas lo ratifiquen de favorito, Juan Manuel Santos sabe que su gran riesgo es perder en segunda vuelta. Por eso desde el primer día de campaña ha jugado a ganar en la primera. Por eso le apuesta a profundizar la división conservadora, a ganarse la caverna goda de Uribito y a seducir electores de todos los partidos.   Esa estrategia le está funcionando. Arrancó con una intención de voto del 15%, cuando se cayó el referendo subió a 23% y va en 36%. La pregunta es si le alcanzará la estrategia para llegar al 51% y ganar en primera vuelta. Matemáticamente es posible, pero electoralmente muy difícil.

A cifras de hoy sólo hay tres escenarios presidenciales posibles. Uno, que Santos gane en primera vuelta; dos, que la segunda vuelta sea entre Santos y Noemí; o tres, que la segunda vuelta sea entre Santos y Mockus. Aunque la pragmática electoral me indica que ese es el orden de las opciones, el deseo democrático me inspira a pensarlos al revés. 
La mejor opción que tiene Mockus de pasar a segunda vuelta es lograr que Fajardo sea su fórmula vicepresidencial. Pero poniéndome en los zapatos de Fajardo, entiendo la dificultad de esa opción. Fajardo se equivocó de estrategia en esta campaña y está pagando por ello, pero es un hombre con presente y futuro político. Bajarse a Vice puede resultarle costoso, no sólo humana sino políticamente. El plan B sería que dejara su candidatura, acordará con Mockus y los otros tenores la fórmula vicepresidencial y todos la inscribieran el próximo lunes. En ese escenario, creo que la fórmula vicepresidencial ideal sería Gina Parody. Una mujer, del talante y la trayectoria política de Gina es el complemento ideal para los cuatro ex alcaldes.

Estoy segura que Gina volverá a la política tarde que temprano. Esa es su pasión y ésta encrucijada democrática la necesita.  El único partido de centro democrático en el que ella encaja como anillo al dedo es el Partido Verde. ¿Por qué no unirse a ese proyecto desde ya y darle la oportunidad al centro democrático no sólo de llegar a la Presidencia sino de enderezar el rumbo de Colombia? Con el apoyo decidido de los ex alcaldes y una buena campaña, la formula Mockus-Parody tendría gran opción de pasar a segunda vuelta, aguarle la fiesta a Santos y abrirle las puertas a otro país.

El pasado quedó atrás y el porvenir del futuro es incierto, ¿por qué no apostarle a la oportunidad que tenemos aquí y ahora?