Esas frasecitas de campaña por las que los asesores cobran millones, los eslóganes, son la primera mentira del candidato, el mantra de su fracaso. “Sí podemos”, dijo Barack Obama, pero no, no pudo (vean lo que le propuso un caricaturista para su campaña de reelección); “Corazón grande”, prometió Álvaro Uribe, para que después nos diéramos cuenta de que es diminuto y seco como una pepa de mango; “Es el tiempo de la gente”, escribió Ernesto Samper sin aclarar a qué gente se refería. (Claro, habría perdido algunos votos si hubiera usado “Es el tiempo de esa gente”).

Cuando yo sea candidato – este blog es una máquina proselitista – usaré un eslogan fácil de cumplir: “Viva la patria en minúscula”, “En aras de la brevedad” o una fórmula ecléctica: “Cuando se puede”. Dependiendo de mi vena poética de esa época, usaré puntos suspensivos, y dependiendo de dónde se pose el sol, haré ajustes: “Cuándo, se puede”, “Cuando sé, puede”, “¿Cuándo se puede?”.

Como en los próximos meses estaremos inundados de estos aforismos de poca monta, démosle una mirada al panorama. Junté 50 eslóganes de campaña de varias ciudades y municipios (acá pueden ver la lista) y armé una nube de palabras:

Nube de palabras

Así es. “Cambio” es la palabra preferida, seguida por “Seguridad” y “Unidos”. Me preocupa el futuro de “cambio”. Ya un partido político lo usa, ya muchas campañas lo usan, ya todo el mundo lo conjuga. Al menos un candidato de Neiva fue más lejos: “El cambio es cambiando”. Lo que vendrá en próximas elecciones es “El cambio del cambio es cambiando”, y cuando Serpita Júnior o Gavirita Júnior se lancen a la presidencia en 20 años, “El cambiazo del cambiando es cambio”. Para entonces la sintaxis será lo de menos.

El eslogan no está completo sin la imagen del candidato, y en estas elecciones persiste la mirada al más allá. El candidato – y sólo él – descubre el final de todos los arco iris:

– Tenemos al candidato verde en Cúcuta; 

Mirada al horizonte

al multicolor de Tunja,

Mirada al horizonte y diente blanco

y al liberal de Bucaramanga:

Mirada al horizonte, también

Este último promete que será el “Alcalde social”. O sea todo, o sea nada. Una candidata en Cartagena lo usó sin rodeos:

Lo social

Primero eso, todo eso, lo social, lo que tiene que ver con eso social, ustedes entienden. Lo Social. El cambio es lo social.

La campaña, sin que el candidato lo sepa, también se convierte en su terapia. Así como el ex presidente Uribe se ahorra una fortuna en siquiatras al hablar durante horas en la Cámara de Representantes, el candidato hace catarsis con su postal electoral, de frente a su pueblo. Veamos: 

Un candidato de Villavicencio quiere ser realmente Ministro de Defensa;

Quiero ser Ministro de Defensa

la candidata de Bogotá promueve un negocio de gafas, 

Gina Parody
¿Gina Parody?

y uno de Medellín quiere ser Sergio Fajardo.

Quiero ser Sergio Fajardo

Por último están las cuñas, que redondean la estrategia. La tendencia que noto es el homenaje; homenaje a Joe, a las motos AKT – emblema de nuestro desarrollo –, () , y a Rocky. Este peso pesado, además, usa su nombre a secas, como lo hizo nuestro Presidente. Pura sabrosura, pura picardía.

@CCortesC en Twitter

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