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OCURRIÓ ASÍ -
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Misterio en la ciento setenta
A la media noche del domingo 29 de noviembre el patrullero Luis Becerra Pedraza termina su turno en el portal Norte de Transmilenio. Mientras se desplaza en motocicleta por la calle 170 con carrera 46, antes de subir el puente que cruza sobre la autopista, observa a un grupo de personas concentrado al borde del pequeño parque que rodea, en un típico recodo de los suburbios de la sabana bogotana, los conjuntos cerrados Ibenza y Ambalá. Todas las noches, cuando termina su jornada de trabajo, Becerra pasa por ahí rumbo a la estación de Usaquén, donde deja sus armas. Conoce bien el trayecto y sabe que a esas horas el parque suele ser un lugar solitario. El hecho llama su atención, así que se desvía del camino y se detiene para averiguar qué sucede.
“Y es ahí ?contaría él mismo unas horas después? cuando observo a un señor que luego identifico como Wilson Mauricio Acevedo Flor. Estaba agrediendo físicamente a otro ciudadano a patadas, el cual se encontraba sangrando en el piso. Intervengo con el fin de salvaguardar la integridad de estas personas y, al observar la gravedad del estado del hombre que estaba en el piso, intento prestarle ayuda. Mientras tanto el señor Acevedo Flor, en un alto y visible grado de exaltación, gritaba”:
?Este pirobo no me va a joder por una bicha y por eso me las cobre. Si me toca pagarlo lo pago.
Wilson Mauricio Acevedo Flor, bicitaxista de profesión, escucha en el juzgado la narración de los sucesos en los que participó quince horas atrás como si involucraran a otra persona. Lleva puesta una ropa que no es la suya y, como distraído, observa en sus muñecas el peso liberado de las esposas que hasta hace poco y por primera vez lo apresaban. A su lado la abogada defensora hojea unos papeles. Entretanto la fiscal continúa leyendo el acta de detención elaborada por el patrullero Becerra Pedraza.
“Con el apoyo de otros compañeros que pasaban por ahí detuvimos un vehículo y llevamos al herido al hospital Simón Bolívar. Minutos después el personal médico nos informó que el ciudadano perdió sus signos vitales y luego un médico cirujano confirmó el deceso de la víctima”. La víctima era, como también se dice en jerga procesal, el que en vida respondía al nombre de Juan Domingo Pico Marzona, de 26 años ?uno más que su presunto agresor?, originario de Turbo, Antioquia.
No mucho más se sabe de Juan Domingo Pico Marzona en el momento en que se cumple la audiencia de imputación contra Acevedo Flor, en el juzgado sesenta y cuatro penal municipal de Bogotá. Luego se pudo establecer que trabajaba como mesero en un bar ubicado por la calle 170 y que al momento del ataque se dirigía a su casa donde lo esperaban la esposa y la hija de un mes de nacida.

La fiscal solicita que se acuse a Acevedo Flor por el delito de homicidio agravado por el estado de indefensión de la víctima, ya que ?como lo contó el patrullero testigo? la víctima siguió siendo golpeada por el agresor aun estando gravemente herida y tendida en el suelo. La defensa discute el agravante por la falta de certeza en los móviles y por “la notoria situación ?casi de habitante de calle? de marginalidad del imputado”. La solicitud de la fiscalía es aceptada.
Otra de las pruebas aportadas a la causa son la sudadera que Acevedo Flor llevaba puesta al momento de los hechos y que él voluntariamente entregó a las autoridades, así como los exámenes practicados al cuerpo de la víctima, en donde se constató su fallecimiento debido a una herida de cuatro centímetros de longitud que habría alcanzado su pulmón derecho, causada con arma cortopunzante.
Nada más se sabe del arma ni tampoco de las circunstancias en las cuales se produjo el crimen. En el pequeño parque de los suburbios, cinco semanas después, los vecinos consultados dicen no recordar ni saber de ningún crimen. Los motivos últimos continúan siendo una incógnita para las autoridades, para los familiares de Pico Marzona e incluso para el propio Acevedo Flor, quien luego de tres horas de audiencia se negó a aceptar los cargos que le imputaron. Por no tener antecedentes penales, Acevedo Flor recuperó provisionalmente la libertad y, al final de la jornada judicial, pudo salir hacia su casa donde la madre y un hijo lo esperaban.
Cada vez que ocurra un asesinato en la localidad, este se ubicará en el mapa.
Para: La vida
Aun nos falta que en verdad nos duela, porque el día en que quizá sintamos el dolor, de sensación, del no poder, no creer; quizá ese día comprenderemos que nunca debimos enterrar a nuestros muertos.
luisa
Para: la revista
ulises
Para: la familia de paul esteban bernal parra
israel riveros
Para: la familia
Isabel
Para: familiares de victimas
Orlando Diaz
Para: lucina mejia y hermanos de orangel
BRINNER RODTIGUEZ
Para: Para quienes aun estamos vivos.
Alberto
Para: Alejandro y Diego
Todo el pueblo velando a uno de los suyos, no a cualquiera, a uno muy especial. Un joven ser humano que toco mucho corazones... Diego qué dolor contaminarse de rabia, impunidad y dolor y actuar contra un inocente y vivir con eso...Paz en tu tumba Alejandro, paz en tu alma Diego, que te puedas perdonar...
Jeannette Rubiano
Para: Fiscalia y Jueces
Luis Vargas
Para: la familia de Alexander y la de Diego
antonia perez
Para: Fiscalía y jueces
Tal parece que será deber de los familiares recopilar pruebas y testimonios a fin de que este asesinato no quede impune.
Triste ver cómo la impunidad en Colombia está liderada por la pereza de tanto funcionario, quienes sólo se limitan a no complicarse ("enchicharronarse" creo que le llaman).
Yair Vera
Para: Maicol Alejandro Sarmiento
A pesar de que somos efímeros, nada justifica atentar contra la vida.
Gilberto Betancourt
Para: FAMILIA SANDRA
LEYLA
Para: Sandra Patricia
Nada podrá enmendar el crecer sin su madre.
Pensar en la labor de ser Madre, en criar seres de paz y tolerancia.
Milena Parra
Para: los familiares de las victimas
jennifer
Para: Familia de Sandra Q.E.P.D.
Maurico Mosquera
Para: familiares y amigos
un abrazo solidario
Edgar
Para: Sandra Rodríguez
señora sandra,des afortunadamente no eta va en la casa , cuando ocurrieron
los hechos.Dios proteja a los niños que siempre los llevo en mi corazón.a
ese señor que le caiga el todo el peso de la ley, que este caso no sea los
que se archiven, o que quede en la impunidad
gloria naizaque
Para: Familiares de Sandra
Mireya soto
Para: Los familiares de Sandra
Un abrazo,
Astrid
Astrid Salamanca Rahin
Para: la familia de Sandra.
Siendo hombre siento una profunda pena, por este tipo de hechos.
Edward
Para: Todos
Lo siento
Daniel
Para: La familia de Sandra Rodríguez
CECILIA
Para: Todos
Angélica
Para: la familia de Nelson
magaly
Para: Todos
Mi mas sentido pésame por su perdida
alber
Para: Todos
Daniel
Para: Jose Rafael Contreras
Miguel
Para: Todos
Lo siento mucho
lorena