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OCURRIÓ ASÍ -
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Morir por nada
Al frente de la cantina una lámpara decide la forma de las sombras de hombres y mujeres, alargadas, casi espectrales, o cortas e insignificantes, dependiendo del lugar donde se detengan.
Los clientes entran y salen, revolotean y se reúnen en pequeños grupos que se cierran y se abren al ritmo de la conversación. Afuera, en el centro de la escena, dos hombres con gorra discuten mientras una mujer los observa. Uno de ellos usa una chaqueta clara y el otro una chaqueta oscura. Dicen que de noche todos los gatos son pardos y quizás por eso, faltando veinte minutos para las doce, los dos hombres sólo se diferencian por el tono de sus chaquetas, por la barba del segundo y por el arma enfundada del primero.
Al rato un tercer hombre se les suma. Discuten durante unos segundos hasta que otro lo jala de la ropa y se lo lleva aparte (“como si supiera que algo iba a pasar”, especula el corresponsal en el lugar de los hechos de un canal de televisión). A la izquierda alcanza a verse la calle principal del barrio El Rincón de Suba, la carrera 91, a pocas cuadras del cruce con la Avenida Ciudad de Cali, y sobre la 91 taxis y alguna moto rompiendo la desolación de la ciudad en medio de un puente festivo, el primer sábado de mayo.
El hombre de chaqueta clara da dos pasos hacia la calle. El de chaqueta oscura lo sigue. Intercambian un par de frases. De repente, el de chaqueta oscura da un paso al frente, tal vez molesto, y el de chaqueta clara, tal vez molesto, hace un ademán extraño: manda la mano derecha hacia su cuerpo como buscando algo en el bolsillo interno de la chaqueta. Desenfunda un revólver que parece llevar en el pecho. Y se aleja. Y cuando parece que empuña el arma con la derecha ?en la primera vista del video eso es lo que uno cree ver?, levanta la izquierda y dispara a quemarropa, una vez, dos veces, y Nelson Montoya Franco va cayendo, y una vez, dos veces y una tercera más, cuando ya está en el piso.
El tirador y los otros dos hombres que lo acompañan salen a correr hacia el norte por la carrera 91. La mujer de la primera escena se lleva las manos a la cabeza, se acerca al hombre caído, se agacha para tomarle el pulso. Dos hombres forman el cerco de rigor alrededor del cuerpo, conmocionados. Otro más sale a la vía, estira el brazo, intenta parar un taxi.
El hermano de Nelson, que esperaba bajo el marco de la puerta del bar, corretea al agresor y a sus amigos, pero al cabo de unos metros se devuelve a socorrer a su hermano. Juntos habían estado tomando hasta que Ferney Forero Osorio, el atacante, lo llamó aparte y salieron del bar.
Nelson Montoya Franco recibió cinco disparos, dos en el pecho, probablemente los dos primeros, y los tres siguientes de la cintura para abajo, mientras caía y cuando ya estaba tendido en el piso (“Ahí está la sevicia”, dice la fiscal del caso). Después del ataque sus acompañantes lo llevaron en un taxi al Hospital Nuevo Suba, a donde llegó sin signos vitales y a los poco minutos fue declarado muerto. Tenía 34 años.
Alertados por el grupo de testigos, dos policías que patrullaban cerca de la cantina, persiguieron a Forero Osorio dos cuadras hasta que se refugió en su casa.

Lo que vino después fue el intento fallido de la policía de entrar a las buenas, golpeando a la puerta de un posible asesino, y cuarenta minutos después la captura en flagrancia de Forero Osorio a las malas, tumbando la puerta y, según su abogado defensor, lanzando gases lacrimógenos al apartamento del tercer piso donde vivía con su esposa, su suegra, dos niños y un adolescente.
Al frente de la casa se había reunido ya un pequeño escuadrón de policías. Estaban presentes también el hermano de Nelson Montoya y un amigo que los acompañaba, quienes ayudaron a la policía a identificar al atacante: un “prestamista” que mató “por una deuda de $500.000”, según la reseña del noticiero del mediodía.
Forero Osorio nació en El Líbano, Tolima, y es hijo de Ana Rubiela y Jorge Eliécer. En la primera audiencia del caso, a pesar de la captura en flagrancia y de los testimonios en su contra ?el video se conoció después pero la fiscal advirtió que había cámaras de seguridad?, no aceptó los cargos por homicidio agravado y porte ilegal de armas. De él sabemos más, datos biográficos y señas varias de su talante, por los datos de la audiencia judicial, por el video de seguridad del bar que algún funcionario filtró a la prensa y por su prontuario a la vista en los registros públicos: ya había sido condenado por hurto agravado y porte ilegal de armas.
Pero de Nelson Montoya Franco, la víctima, en cambio, sabemos poco. La administradora de la cantina no está “autorizada para dar ninguna información”, otro testigo solo atina a decir que “el hombre tomaba acá pero ni idea de quién será la familia”, y un vendedor de comidas rápidas lo recuerda como “un cliente cualquiera”, alguien a quien es mejor olvidar porque, ya se sabe, “con la boca cerrada no se asumen muchas consecuencias”.
Cada vez que ocurra un asesinato en la localidad, este se ubicará en el mapa.
Para: La vida
Aun nos falta que en verdad nos duela, porque el día en que quizá sintamos el dolor, de sensación, del no poder, no creer; quizá ese día comprenderemos que nunca debimos enterrar a nuestros muertos.
luisa
Para: la revista
ulises
Para: la familia de paul esteban bernal parra
israel riveros
Para: la familia
Isabel
Para: familiares de victimas
Orlando Diaz
Para: lucina mejia y hermanos de orangel
BRINNER RODTIGUEZ
Para: Para quienes aun estamos vivos.
Alberto
Para: Alejandro y Diego
Todo el pueblo velando a uno de los suyos, no a cualquiera, a uno muy especial. Un joven ser humano que toco mucho corazones... Diego qué dolor contaminarse de rabia, impunidad y dolor y actuar contra un inocente y vivir con eso...Paz en tu tumba Alejandro, paz en tu alma Diego, que te puedas perdonar...
Jeannette Rubiano
Para: Fiscalia y Jueces
Luis Vargas
Para: la familia de Alexander y la de Diego
antonia perez
Para: Fiscalía y jueces
Tal parece que será deber de los familiares recopilar pruebas y testimonios a fin de que este asesinato no quede impune.
Triste ver cómo la impunidad en Colombia está liderada por la pereza de tanto funcionario, quienes sólo se limitan a no complicarse ("enchicharronarse" creo que le llaman).
Yair Vera
Para: Maicol Alejandro Sarmiento
A pesar de que somos efímeros, nada justifica atentar contra la vida.
Gilberto Betancourt
Para: FAMILIA SANDRA
LEYLA
Para: Sandra Patricia
Nada podrá enmendar el crecer sin su madre.
Pensar en la labor de ser Madre, en criar seres de paz y tolerancia.
Milena Parra
Para: los familiares de las victimas
jennifer
Para: Familia de Sandra Q.E.P.D.
Maurico Mosquera
Para: familiares y amigos
un abrazo solidario
Edgar
Para: Sandra Rodríguez
señora sandra,des afortunadamente no eta va en la casa , cuando ocurrieron
los hechos.Dios proteja a los niños que siempre los llevo en mi corazón.a
ese señor que le caiga el todo el peso de la ley, que este caso no sea los
que se archiven, o que quede en la impunidad
gloria naizaque
Para: Familiares de Sandra
Mireya soto
Para: Los familiares de Sandra
Un abrazo,
Astrid
Astrid Salamanca Rahin
Para: la familia de Sandra.
Siendo hombre siento una profunda pena, por este tipo de hechos.
Edward
Para: Todos
Lo siento
Daniel
Para: La familia de Sandra Rodríguez
CECILIA
Para: Todos
Angélica
Para: la familia de Nelson
magaly
Para: Todos
Mi mas sentido pésame por su perdida
alber
Para: Todos
Daniel
Para: Jose Rafael Contreras
Miguel
Para: Todos
Lo siento mucho
lorena