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OCURRIÓ ASÍ -
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Cambio de estado
En una orilla de La Playa, una de las pocas donde hay pasto, dentro de un pequeño corral que forma una hilera de llantas clavadas en el piso, un indigente recibe el sol, recostado. Descansa sobre una manta, con el costal al lado, se siente incómodo y entonces improvisa una almohada con una bola de trapos. Desde uno de los talleres mecánicos cercanos, una mujer le hace señas a un policía, gesticula, sin decir una palabra, se mueve, inquieta, le señala al indigente, hace la mueca de las manos que reciben, le pide en suma que haga el que ella cree que es su trabajo y lo saque de la playa. El policía levanta los hombros, también hace esa mueca con las manos, pero diciéndole qué quiere qué haga, déjelo en paz o, tal vez, ese no es mi problema.
Al rato, el indigente se levanta, empaca la manta en su costal, también la bola de trapos, mejor dicho la almohada, tercia toda la carga sobre su espalda y se va. No dice su nombre, no quiere charlar, solo quiere algo de comer y seguir la marcha. Pero es amable, amistoso, tanto que la segunda vez ya saluda con el puño extendido, proponiendo un choque de humanidades. Los conocía, a él y a ella, también recicladores, también indigentes, pero, dice, no hay mucho que hacer, en la buena, a lo mejor es solo un cambio de estado. ¿O usted qué piensa, bacán?
La Playa abarca una franja de tierra, literalmente tierra, polvo, de unos 25 metros de ancho por 4 cuadras de largo a cada lado de la calle 132 (más o menos el tamaño de 2 canchas de fútbol en total), una de las vías principales que conduce hacia al occidente de Suba. Empieza como una alameda en el costado norte de la 132 y una bahía de parqueo al frente, en el costado sur, algunos metros después del cruce con la Avenida Ciudad de Cali. Después solo sigue del lado sur. Es un terreno destapado, terroso, lleno de piedras y, sobre todo, partes de carros: correas, luces, latas abolladas.
Sobre la orilla de estas playas que alguna vez alguien pensó como un espacio público funciona una gama de negocios dedicados a la mecánica automotriz: la segunda división, si la primera fuera la "red de talleres autorizados", una especie de 7 de agosto en la mitad de Suba. Hacia adentro, que es como decir hacia el sur de la calle 132, se extiende el barrio Aures II, famoso por sus talleres mecánicos y por poco más, hasta llegar a la enorme franja de potreros, parqueaderos improvisados y botaderos de escombros que conforman la siempre futura Avenida Longitudinal de Occidente.
De este lado, el lado sur de Aures II, en los alrededores de la Subestación Eléctrica Tibabuyes ?porque allí vivían en un cambuche? salieron Darío Tamayo Guerra, 41 años, y su compañera Tatiana, 22 años, la madrugada del sábado 28 de marzo, a reciclar en las esquinas de La Playa.

A las 2 de la mañana, según cuenta el informe policial, un "sujeto de aspecto afrodescendiente que se movilizaba en bicicleta" les disparó, dos veces a él, una vez a ella. Darío sobrevivió y fue llevado al hospital de Suba, Tatiana fue reportada como muerta desde el primer momento. No hay mucho más que se sepa. Que fue con silenciador, dicen los dos únicos medios que informaron del homicidio; que la causa fue un ajuste de cuentas, sugiere la policía; que no, que lo de los ñeritos fue limpieza social, opina un mecánico del barrio.
El indigente vuelve con su costal al hombro, entrecierra los ojos, se acerca. Entonces extiende el puño. Y enseguida ensaya un relato, casi una explicación, más bien un reclamo.
"Ellos vivían en la planta, abajo, donde quedan unos potreros. Pues, socio, yo los conozco como desde hace 8 ó 9 años y siempre han trabajado por aquí. La sardina, Tatiana, qué le digo, ni tan alta, ni tan bajita, bonita, toda picadita, banderita como decimos, aunque el vicio lo vuelve a uno mal ella era bonita. El man era costeño, más de edad que la pelada, le pasaba para su desayunito, su almuercito, su comidita. Ellos también reciclaban y de un momento a otro dizque muertos, como si fueran criminales, eso nos dolió a nosotros los habitantes de la calle. No sé decirle qué pasó, socio, nosotros nos encontramos en la calle, así como me ve, pero uno no sabe del otro, no se mete, bacán. Todos nos decimos, ¿pero por qué? ¿Qué mal le hace uno a la gente ganándose la vida con un costal?"*.
* Darío Tamayo Guerra quedó herido y fue llevado al hospital. Tatiana murió inmediatamente.
Cada vez que ocurra un asesinato en la localidad, este se ubicará en el mapa.
Para: La vida
Aun nos falta que en verdad nos duela, porque el día en que quizá sintamos el dolor, de sensación, del no poder, no creer; quizá ese día comprenderemos que nunca debimos enterrar a nuestros muertos.
luisa
Para: la revista
ulises
Para: la familia de paul esteban bernal parra
israel riveros
Para: la familia
Isabel
Para: familiares de victimas
Orlando Diaz
Para: lucina mejia y hermanos de orangel
BRINNER RODTIGUEZ
Para: Para quienes aun estamos vivos.
Alberto
Para: Alejandro y Diego
Todo el pueblo velando a uno de los suyos, no a cualquiera, a uno muy especial. Un joven ser humano que toco mucho corazones... Diego qué dolor contaminarse de rabia, impunidad y dolor y actuar contra un inocente y vivir con eso...Paz en tu tumba Alejandro, paz en tu alma Diego, que te puedas perdonar...
Jeannette Rubiano
Para: Fiscalia y Jueces
Luis Vargas
Para: la familia de Alexander y la de Diego
antonia perez
Para: Fiscalía y jueces
Tal parece que será deber de los familiares recopilar pruebas y testimonios a fin de que este asesinato no quede impune.
Triste ver cómo la impunidad en Colombia está liderada por la pereza de tanto funcionario, quienes sólo se limitan a no complicarse ("enchicharronarse" creo que le llaman).
Yair Vera
Para: Maicol Alejandro Sarmiento
A pesar de que somos efímeros, nada justifica atentar contra la vida.
Gilberto Betancourt
Para: FAMILIA SANDRA
LEYLA
Para: Sandra Patricia
Nada podrá enmendar el crecer sin su madre.
Pensar en la labor de ser Madre, en criar seres de paz y tolerancia.
Milena Parra
Para: los familiares de las victimas
jennifer
Para: Familia de Sandra Q.E.P.D.
Maurico Mosquera
Para: familiares y amigos
un abrazo solidario
Edgar
Para: Sandra Rodríguez
señora sandra,des afortunadamente no eta va en la casa , cuando ocurrieron
los hechos.Dios proteja a los niños que siempre los llevo en mi corazón.a
ese señor que le caiga el todo el peso de la ley, que este caso no sea los
que se archiven, o que quede en la impunidad
gloria naizaque
Para: Familiares de Sandra
Mireya soto
Para: Los familiares de Sandra
Un abrazo,
Astrid
Astrid Salamanca Rahin
Para: la familia de Sandra.
Siendo hombre siento una profunda pena, por este tipo de hechos.
Edward
Para: Todos
Lo siento
Daniel
Para: La familia de Sandra Rodríguez
CECILIA
Para: Todos
Angélica
Para: la familia de Nelson
magaly
Para: Todos
Mi mas sentido pésame por su perdida
alber
Para: Todos
Daniel
Para: Jose Rafael Contreras
Miguel
Para: Todos
Lo siento mucho
lorena