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En este perfil de la Red Líder hablamos con Florence Thomas. Que no es la primera feminista en Colombia pero sí una de las voceras más reconocidas.

Información del líder
 
Florence Thomas - PuntoZero

Florence Thomas. Foto de Isabel Zuluaga en PuntoZero

Nombre del líder
Florence Thomas
Fecha y lugar de nacimiento
29 de marzo de 1943 en Rouen, Francia
Actividades profesionales
Profesora pensionada de la Universidad Nacional, columnista de El Tiempo
Ciudades donde ha vivido
Bogotá, París y Rouen
Estudios
Psicóloga con maestría en psicología social de la Universidad de París
Publicaciones destacadas
“Conversaciones con Violeta” y “Había que Decirlo”
Premios
Premio Simón Bolívar de periodismo a mejor columna de opinión en 2006
Líderes admirados
Gandhi, Olympe de Gouges, Simone de Beauvoir, Sor Juana Inés de la Cruz
Columnista favorito
Juan Esteban Constaín, Yolanda Reyes, Ricardo Silva, Óscar Collazos, Piedad Bonnett, Héctor Abad Faciolince
Libros leídos recientemente
“Histoire de la Violence” de Edouard Louis, “¿Qué es el genero?” de Laurie Laufer y Florence Rochefort
Políticamente correcto
Sí, aunque a veces hay que decir las cosas como son
Filiación política
Independiente
Hijos
2
Película favorita
“Un hombre y una mujer de Claude Lelouch”, “Los 400 golpes” de Truffaut, “El declive del imperio americano” de Denys Arcand
Música favorita
Música clásica y francesa
 
Reflexiones

La Red Líder: ¿Cómo cree que se deben defender los derechos de las mujeres víctimas del conflicto armado?

Florence Thomas: Se debe seguir insistiendo para que haya reparación, verdad y no repetición. El Estado no ha hecho la tarea, pero gracias a muchas ONG se han logrado muchas cosas. Desde este contexto, la visibilización de las víctimas es vital. Lo que las mujeres están pidiendo ante todo es verdad, y creo que esto seria un inicio de reparación. Perdonar no es olvidar, sino recordar sin odio.

LRL: Hay un divorcio entre las leyes y la cultura frente a los derechos de las mujeres ¿Cuáles pueden sus causas y sus posibles soluciones?

FT: Hay falta de voluntad política. Esto no le interesa mucho a los que mandan en este país. Por eso es trágico que no haya mujeres con sensibilidad de género en la política. Un cuerpo de mujer no garantiza nada, tiene que ser consiente de lo que pasa. Además las feministas no nos miramos solo el ombligo, también se tiene que hacer política para los hombres. En eso no podemos reprocharle a Angélica Lozano o Cecilia López. Ningún hombre puede ser feminista, pero si pueden ser solidarios.

LRL: Por las noticias se tiene la sensación de que la violencia contra la mujer, en lugar de disminuir, aumenta. ¿Es así?

FT: Ahora hay políticas públicas, oficina de la mujer y muchas cosas más. Aún hay muchas brechas, pocas mujeres en política. Aunque haya una muy buena normatividad, no se representa en la realidad. Pero es indudable el avance, muchos dicen que ahora hay más violencia contra las mujeres, pero es falso, lo que pasa es que las mujeres aprendieron a denunciar. Ahora las mujeres son mucho más empoderadas, aún la revolución está en marcha, porque está inacabada.

Muchos dicen que ahora hay más violencia contra las mujeres, pero es falso, lo que pasa es que las mujeres aprendieron a denunciar

Florence Thomas

LRL: ¿El concepto emitido por la Secretaria de Gobierno de Bogotá sobre Rosa Elvira Cely es un caso aislado?

FT: El caso de Rosa Elvira Cely es emblemático, y lastimosamente aquí tienen que haber casos de este tipo para que se tome conciencia.

LRL: ¿Quiénes son los agentes de cambio fundamentales en este tema: los jueces, los artistas, los políticos?

FT: Todos de alguna manera. El arte es muy importante. Hay que reformar el país, hay que educar a los jueces, a los prestadores de salud, pero esto cuesta. El país debe darse cuenta que si quiere reinventarse, hay que hacerlo, hacer un llamado a la paz

LRL: ¿Cuál es el estado del feminismo en Colombia?

FT: Trabajar con mujeres de clase media o alta es una pesadilla, mientras que trabajar con las populares es fantástico, porque cuando se les habla de derechos, abren la puerta de su casa para empezar a ejercer su ciudadanía. No tienen nada que perder y todo para ganar. Las de clase alta no quieren que se les hable de feminismo, no quieren perder la tarjeta del club, ni lo que les ofreció su marido. Aunque sé que toca trabajar con ellas, derrumbar lo que ellas creen es muy difícil, las mujeres populares entienden la importancia del feminismo mucho más rápido.

LRL: ¿Cómo ve el liderazgo de las mujeres en Colombia?

FT: Cada vez que uno dice que el liderazgo de las mujeres no es muy brillante, dicen que hay gerentes en los bancos. Hay algunas mujeres de estrato alto, en directivas importantes, pero valoro más las líderes culturales. En la cultura hay muchísimas, pero la cultura sigue siendo vista como algo de mujeres. Así como dicen que hay un boom de columnistas y nosotras solo tenemos el 20% de las columnas. Aún falta mucho.

LRL: ¿Está de acuerdo con la Ley de cuotas que obliga a que haya mínimo 30% de mujeres en el gabinete ministerial y los altos cargos del Estado?

FT: Es muy precaria, no sirve para nada.

LRL: ¿Ha sentido rechazo y discriminación por ser feminista?

FT: Me han criticado mucho las feministas porque soy blanca, francesa, colonizadora, heterosexual, lo cual es un pecado, y porque cuando empezamos no hablábamos de las mujeres afro o indígenas. Pero eso me parece muy bien, las nuevas feministas me critican respetuosamente. Aunque algunos hombres sí me han dicho cosas espantosas, ya no leo comentarios de mis columnas por salud mental. La gente escribía que quién me había dejado entrar a este país, que estaba desorganizando a la familia, y es verdad, aunque otros comentarios fueron solo insultos muy perversos.

LRL: ¿Considera que el Procurador Ordóñez está en su derecho de asumir posiciones tan críticas en materia de derechos civiles?

Trabajar con mujeres de clase media o alta es una pesadilla, con las populares es fantástico. Las de clase alta no quieren que se les hable de feminismo, no quieren perder la tarjeta del club

Florence Thomas

FT: No, tiene todo el derecho de tener un altar en su casa y de hacer misa todos los días si quiere, pero es funcionario público de una nación laica, donde se tiene que separar sus creencias personales y la política.

LRL: ¿Considera que hace alguna diferencia real que una mujer llegue a la presidencia de la República, como en el caso de Hillary Clinton? ¿Qué opina de Hillary Clinton?

FT: Depende de la mujer. Un cuerpo de mujer no me asegura nada, sería interesante solo para cambiar la imagen de que las mujeres también pueden llegar al poder. Hay mujeres muy buenas para asumir cargos de este tipo, como Cecilia López. He escuchado que Hillary Clinton es muy de derecha, pero entre ella y Trump, tiene que ganar ella.

LRL: ¿Cuál es la relación entre el progreso y la democracia de una sociedad con el feminismo?

FT: El feminismo es uno de los últimos humanismos que hay en el mundo. Los aportes del feminismo son indispensables para afianzar la democracia, sin derechos de las mujeres no puede haber democracia incluyente ni participativa. Cuando las mujeres de un país avanzan, todo el mundo avanza.

 

Perfil de liderazgo
 
Florence Thomas - https://www.youtube.com/watch?v=Cp_dNitPyJ0

Florence Thomas. Foto de ambrafranceco

La Red Líder: ¿Cuál diría qué son el diagnóstico, la fórmula y la meta de su iniciativa de liderazgo?

Florence Thomas: El diagnóstico era la falta de visibilización y el silencio de la mujer. Me parecía impresionante que en las reuniones, las mujeres solo hablaban de cosas triviales, mientras los hombres hablaban de política. Me aburría muchísimo. Al principio no decía nada, porque no podía, solo observaba. Venía de los debates de la revolución sexual, del aborto y de la píldora anticonceptiva. Mi esposo intentaba integrarme, pero era muy difícil. Poco a poco eso cambió y dije no más, quería hablar con mujeres. Fue difícil al principio, la sociedad era paralizada en lo que respecta a las mujeres. Afortunadamente, en la Universidad Nacional había mujeres, aunque no había decanas y aún no ha habido rectora, y no creo que llegue.

LRL: ¿De dónde surge o qué la llevó a iniciar la lucha feminista?

FT: Pasé por el Partido Socialista, pero la izquierda me decepcionó enormemente. Cuando empezamos a construir este nuevo saber sobre las mujeres nos sentimos traicionadas por la izquierda, solo se hablaba de la lucha de clases. Las fundadoras de este movimiento venían de la izquierda, había doble militancia, pero muchas abandonamos la izquierda. Trato de apoyar en la política a mujeres inteligentes, con sensibilidad de género, con grandes ideas liberales.

Llegué a Colombia donde tenía que llegar para entender este Macondo que todavía no entiendo. Estaban los mejores académicos del país, estuve en momentos muy importantes en la Universidad Nacional, llego un año después de la muerte de Camilo Torres. En momentos de efervescencia, pensamos que podíamos hacer la revolución en dos años. Milité en la izquierda, supe qué significaba la Unión Patriótica o ser mamerta antes de saber lo que significaba una escoba. Aprendí el vocabulario en la Nacional muy rápidamente. Ahí tuve mis mejores amigos, tanto profesores como estudiantes de los primeros semestres que ahora tienen casi mi edad.

LRL ¿Cómo ha sido el liderazgo colectivo en su experiencia?

FL: Gracias a la Nacional formamos el grupo de mujeres. Viví la revolución de las mujeres: ahora se educan, pueden hablar de su cuerpo, de participación política y del descubrimiento de las cifras de la violencia contra la mujer.

LRL: ¿Cuáles son esas influencias que han determinado su estilo y sus motivaciones de liderazgo?

FT: El contraste entre lo que viví en los años sesenta en París y en mi llegada aquí. Había una revolución cultural permanente, con el “Let It Be” de los Beatles, con Simone de Beauvoir, con las manifestaciones en las calles de Paris y con el debate sobre el aborto y la píldora anticonceptiva.

Cuando llego a Colombia no encuentro ninguno de estos debates, tan solo mamás, mujer era igual a madre. Todavía eran mujeres sin voces. Ese contraste me despertó una chispa, no enseguida, porque llegué sin hablar español. La llegada a este país también significó un corte duro, pues dejé muchas cosas atrás, en esa época no había celular ni Internet, hablaba con mi mamá una vez cada dos meses por teléfono.

Afortunadamente no llego sola, llego enamorada de un hombre colombiano. Durante los primeros años no pienso en dirigir ningún grupo ni nada por el estilo. Me enfoqué en ser una buena docente, en hablar el mejor español posible, siendo madre en un país que todavía no entiendo. A los 10 años de matrimonio me separo, quedo con dos niños y pensé en devolverme a Francia, pero estaba muy enamorada del país y de la Universidad Nacional. Los sábados y domingos mis hijos se iban con su papá, descubro la soledad y empiezo a militar en la izquierda para llenar estos vacíos.

LRL: ¿Cuáles fueron sus primeros rasgos o insinuaciones de liderazgo?

FT: Empiezo a preocuparme, pues nadie habla de las mujeres en este país, cómo está la sexualidad, y ahí decido hablar con las mujeres de la universidad.

Empecé a trabajar con las mujeres del departamento de trabajo social, y nos empezamos a reunir todos los jueves en mi oficina, con un almuerzo franco-colombiano, un pan francés y una colombiana.

En ese momento llegan tímidamente las olas del feminismo europeo y estadounidense. De vez en cuando invitábamos a profesores hombres para que nos hablarán de su tema de experticia. Lo apasionante del grupo es que fue interdisciplinar, lo cual trajo debates muy interesantes. Empezamos a hacernos preguntas acerca de qué significaba ser mujer en Colombia desde la psicología, el trabajo social, el marxismo y el psicoanálisis. Sin quererlo me vuelvo la líder del grupo y finalmente todas esas mujeres son como mis hermanas. Tenía dos hijos pequeños y tuve dos hermanos, así que ahí conocí a las mujeres.

Después, poco a poco, con la columna en El Tiempo la gente empezó a reconocerme, me invitaban a medios, conferencias, universidades, sindicatos y alcaldías. Mi acento también ayudó, porque hay mujeres colombianas brillantes, pero invitan a Florence porque tiene acento francés y es extranjera. Aunque hace mucho que no soy extranjera en este país, porque aquí se venera al extranjero, pero ya que me dan este estatus, aprovecho para asumir las voces de las que no tienen.

LRL: ¿Cómo describiría usted su proceso de búsqueda del camino del liderazgo?

FT: Hay que tener sueños, proyectos de vida. Hay que soñar y no inmovilizarse creyendo que no se va a lograr nunca. Hay que ser consientes de que hay barreras, aunque las mujeres tienen el doble. Las mujeres que están en edad reproductiva y quieren hacer un postgrado, pero tienen uno o dos niños, es una situación completamente distinta de un hombre. Hay que decirse a uno mismo que lo puede lograr, aunque a veces no hay otro camino que la lucha, la resistencia civil.

Aún si uno tiene sueños hay que saber que no se puede cambiar el mundo sola, son procesos políticos. Le digo a mis estudiantes jóvenes que hablen con amigos, hagan grupos, discutan sobre películas o libros. No hay muchas recetas, ningún líder puede hacer nada solo.

Por ejemplo, de Esmeralda Arboleda se habla, pero ella estaba rodeada de diez mujeres excelentes. No hay que bajar los brazos porque barreras siempre van a existir. Hay que seguir informándose, leyendo y trabajando. También hay que saber escuchar a otros, para mi ha sido difícil, en primer lugar por el idioma, las grandes mujeres líderes son las que son capaces de escuchar. Hay que convencerse de que uno nunca sabe nada, pues las feministas jóvenes son las que me enseñan. Sé adaptarme a mis públicos, si hablo con una mujer popular le explico con ejemplos de su vida, de levantarse temprano a hacer las arepas. Eso es muy importante, hay que ponerse en los zapatos del otro.

LRL: ¿Cómo cree que maneja la inteligencia emocional?

FT: Vivo con mujeres, y si uno no se mete en la onda emocional no hay nada que hacer. Aunque a veces soy mucho más racional. Pero muchas veces trabajando con mujeres del conflicto, maltratadas y víctimas, todo es muy emocional. A ellas nunca las dejaron hablar, y cuando tienen la oportunidad no paran, y a veces lloramos las dos.

LRL: ¿Cómo describiría la cultura de liderazgo del país?

FT: Es una cultura muy patriarcal. Un buen líder, desde el idioma, se refiere a alguien en masculino. Hay algunas mujeres en el liderazgo empresarial, pero en el público muy poco. Hay más mujeres líderes en lo cultural, pero siguen siendo pocas en comparación con los hombres. La brecha es enorme y se cierra muy despacio.

LRL: ¿A qué personas de la vida pública del pasado le reconoce liderazgo?

FT: Carlos Gaviria, nos acompañó en muchas causas, Esmeralda Arboleda que luchó porque las mujeres pudieran tener derecho al voto. Hay muchas historias de mujeres muy sencillas y anónimas que no tuvieron la oportunidad de hacerse oír, pero que salvaron al país muchas veces.

LRL: Dentro de 20 años unos historiadores deciden estudiar este momento de la vida del país, a través de cinco líderes emblemáticos. ¿Cuáles escogería usted para estudiar?

FT: Humberto de la Calle, me parece muy interesante y él podría explicar todo con claridad. Alguien de memoria histórica como Gonzalo Sánchez también sería vital. Claudia López debería ser entrevistada, acompañada de alguien brillante como Cecilia López. También habría que hablar con una líder afrodescendiente y una líder indígena. Marcela Sánchez para hablar del movimiento LGBTI y a Florence Thomas para hablar de la evolución de la situación de las mujeres a lo largo de los años.

 

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