En este mes que tanto se va a escribir y publicar sobre las mujeres, tomémonos un momento para pensar en el poder. Sí, en vez de flores, chocolates y mensajes sobre las ‘bondades inherentes de la mujer’, hablemos de lo que de verdad importa: el poder y cómo nos hacemos a él.

En este mes que tanto se va a escribir y publicar sobre las mujeres, tomémonos un momento para pensar en el poder. Sí, en vez de flores, chocolates y mensajes sobre las ‘bondades inherentes de la mujer’, hablemos de lo que de verdad importa: el poder.

Las mujeres podemos haber avanzado en muchos aspectos, pero todavía no estamos tomando las decisiones que afectan nuestras vidas, nuestras organizaciones, nuestras sociedades.

Miremos hacia la cima: las mujeres ocupamos hoy en día, según cifras del Ranking de Equidad de Género en las Organizaciones[1], el 10% de los puestos de Presidencia y menos del 20% de las posiciones en juntas directivas en las empresas. En política, las mujeres ocupamos menos del 20% de los escaños de Cámara y Senado[2], aún con la ley de cuotas (calculen sin ella).

Las mujeres estamos presentes en todos los escenarios públicos y privados, en todas las reivindicaciones sociales, pero cuando llega el momento de tomar la batuta, nos invisibilizan y nos invisibilizamos.

Entonces, en plata blanca, la realidad es que las mujeres no tenemos el poder para llevar a cabo las transformaciones que la sociedad necesita. El poder es importante y  debe ser entendido como una herramienta positiva e indispensable, ningún cambio se logra sin poder, mucho menos aquellos cambios profundos que requieren momentos históricos como el que estamos viviendo en Colombia.

Así que una gran manera de conmemorar el Día Internacional de la Mujer, es promover su ascenso al poder, de todo tipo, retirar las barreras que impiden que lleguemos, y asegurarnos de que nuestra llegada al poder valga la pena para otras mujeres y hombres.

¿Cómo pueden las organizaciones crear condiciones para que las mujeres accedan al poder?

Abriendo su cultura organizacional hacia la diversidad, liberándose de estereotipos sobre estilos de liderazgo masculinos y femeninos, promoviendo la flexibilidad laboral que necesitan las mujeres para sobrellevar su doble jornada. Asegurándose de que las mujeres y los hombres están siendo remunerados justamente por un trabajo igual. Impidiendo sesgos en los procesos de selección que excluyen a las mujeres por su potencial o actual maternidad. Alineando sus estrategias de sostenibilidad y responsabilidad social empresarial con la equidad de género.

¿Cómo pueden las mujeres forjar su camino al poder?

Reconociendo y demostrando que son capaces, haciendo networking, negociando por un mejor salario y un mejor puesto siempre que tengan la oportunidad, recomendando otras mujeres para ascensos y juntas directivas.

Lo más revolucionario de todo es lo más simple: confiar en nosotras mismas y confiar en otras mujeres. Arriesgarnos, tener ambición y no poner atención a estereotipos y prejuicios.

¿Cómo pueden los hombres ser coequiperos en el camino de las mujeres hacia el poder?

Compartiendo las tareas del hogar y de los hijos/as, evitando los adjetivos peyorativos hacia las mujeres que muestran liderazgo y ambición, apoyando a sus parejas y colegas para que se postulen a cargos de liderazgo, postulando mujeres que sabemos son capaces. Evitando palabras y comportamientos que restringen la libertad y autonomía de las mujeres.

¿Qué ganan las organizaciones cuando las mujeres tienen poder?

Según el Instituto de Economía Internacional Peterson[3], las empresas que tienen mujeres en posiciones de liderazgo son hasta un 26% más rentables que las que no las tienen. Los cambios se empiezan a ver cuando las mujeres ocupan desde un 30% de las posiciones de liderazgo en adelante. Además, los resultados se ven en equipos de trabajo donde hay más colaboración y donde surge la innovación, pues otro secreto simple es que la innovación ocurre allí donde hay más de una perspectiva de la vida presente.

Por si fuera poco, las empresas que tienen mujeres en posiciones de liderazgo tienen menores posibilidades de entrar en bancarrota y menores índices de corrupción.

Al final, todos y todas ganamos cuando hay equidad de género, cuando las mujeres y los hombres comparten el poder y comparten las responsabilidad de la cotidianidad.

Al final, #SomosPares.

Co-fundadora y CEO en Colombia de Aequales, firma consultora en equidad de género para empresas, promotoras del liderazgo femenino. Psicóloga de la PUJ, magíster en derechos humanos de LSE. Emprendedora social. Activista. Feminista.Creadoras de PAR Latinoamérica- Ranking de Equidad de Género en...