Ya se sabía que Colombia contaba con una de las mayores emisiones de mercurio debido a la extracción artesanal de oro en el mundo, pero no que es el segundo país. Colombia emite 180 toneladas de mercurio anualmente, superada sólo por China con 444,5 toneladas, según los cálculos de Mercury Watch, el programa de monitoreo del uso de mercurio financiado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Artisanal Gold Council.

Esta cifra deja en evidencia la urgencia de que se implementen medidas para reducir el uso de un mineral tan tóxico y de formalizar a los mineros que se encuentran en la informalidad como manera de educarlos en buenas prácticas mineras. Como había contado La Silla, el representante a la Cámara Augusto Posada lleva dos años seguidos presentando un proyecto de ley que intenta eliminar su uso de manera gradual en diez años. Después de que el gobierno no le hubiese metido la ficha la primera vez, ahora se encuentra en debate en la Comisión Quinta del Senado, tras haber sido aprobado ya en la Cámara.

Si estas manifestaciones no se hacen solo de dientes para afuera y este proyecto se vuelve una realidad, la locomotora minera arrancaría con un antídoto a una de las sustancias más tóxicas que libera la extracción. Sin embargo, quedarían otras que son incluso peores como la pirita.