No es un cliché de manifestantes de la Nacional decir que la educación superior en Colombia parece debatirse entre ser una mesa de negocios y una plaza de mercado. Para la muestra un botón. Desde hace unos años universidades no particularmente prestigiosas como la Universitaria de Santander ofrecen dos postgrados al tiempo y por el precio de uno, con el objetivo de atraer estudiantes que estén persiguiendo la prima técnica de sobresueldo, que oscila entre el 15 y el 50% y que se les otorga a los funcionarios públicos que tengan más de una carrera o postgrado sin importar si es especialización, maestría o doctorado. Sin embargo, no se tiene que ser genio para saber que si se hacen dos postgrados en el tiempo de uno, ninguno de las dos queda bien hecho y por lo tanto el reconocimiento extra que se le paga al funcionario público es inmerecido.
 Por otro lado entregar títulos a dos manos no habla muy bien de la universidad que los  expide y hasta hace poco sólo universidades de segundo nivel tenían estos “combos”. Pero las universidades tradicionales también quieren una tajada de este pastel y ya hasta la centenaria facultad de de la Universidad del Rosario ofrece doble programa, lo cual no puede menos que dejar el saborcillo extraño de la fruta barata. Y el interrogante en letras de molde ¿y de la calidad qué? Seguido por otro interrogante quizás más importante ¿será mejor recompensar a un servidor público bien preparado con ninguno o un solo postgrado o uno que se dedique a acumular cartones de medio pelo para perseguir la dichosa prima?