Con esta publicación se da por iniciada la subasta de La culpa compartida. Se trata de una obra de arte del año 2010 compuesta por un dibujo a lápiz y acuarela sobre papel, de 30.5 x 37. 5 centímetros, fechado y firmado al reverso por Lucas Ospina, acompañado de un contrato. (Si desea participar de inmediato en la subasta pase al punto # 2.)

Con esta publicación se da por iniciada la subasta de La culpa compartida. Se trata de una obra de arte del año 2010 compuesta por un dibujo a lápiz y acuarela sobre papel, de 30.5 x 37. 5 centímetros, fechado y firmado al reverso por Lucas Ospina, acompañado de un contrato. (Si desea participar de inmediato en la subasta pase al punto # 2.)

1.
La historia de La Culpa compartida:

El origen de esta composición se debe a una :

“Por tercer año consecutivo y luego de lograr grandes éxitos en los años anteriores, Sokoloff + Asociados y Conexión Colombia, estamos organizando la subasta de arte latinoamericano “Arte Por Una Causa” que se llevará a cabo el 29 de Septiembre de 2010 y queremos invitarlo muy especialmente para que participe este año con su obra.”

El evento, según sus organizadores, tenía un interés doble: “promover el arte y recolectar fondos para las fundaciones”; la doblez se debe a que la subasta beneficia a “las Fundaciones Conexión Colombia a nivel nacional, Carla Cristina en Medellín y Notas de Paz en Cali” comprometidas con programas de beneficencia y a la vez ayuda a otro sector vulnerable de la población colombiana: los artistas, galeristas y coleccionistas de arte.

¿Cómo los beneficia? Los precios que alcanzan las obras en la subasta no solo responden al valor comercial del arte sino que suben y luego sirven de referencia gracias a la puja filantrópica; se trata de un fenómeno claro de plusvalía donde una causa externa a las obras —la pobreza de muchos colombianos— incrementa el precio del arte que se ofrece. “No me quedan dudas de que gracias a esta subasta estamos estrechando cada año que pasa los lazos entre la filantropía y el arte”, afirmó Ángela Escallón, directora de Conexión Colombia; en la misma línea responde Sokoloff & Co en su memorando  : “La Subasta Conexión Colombia Arte por una Causa nuevamente demostró ser el mejor escenario en Colombia para consolidar el mercado del arte nacional y latinoamericano. Cincuenta y nueve lotes (59) terminaron en poder de los asistentes y 17 de ellos fueron vendidos por encima del precio comercial”.

Una vez termina la subasta de Conexión Colombia el precio de las obras queda liberado de su vocación filantrópica, se lava de pobreza, y ahora puede ser usado como una referencia para aumentar el valor comercial del arte, una plusvalía necesaria para el pobre mercado del arte colombiano, una promesa de rentabilidad para artistas, galeristas y coleccionistas que dadas las condiciones locales no pueden darse el lujo —o sufrir el riesgo— de hacer una subasta de arte donde solo sea arte lo que se subasta.

Sin embargo, la filantropía, tan importante al momento de iniciar la subasta es un anzuelo que se obvia una vez atrapada la presa, un discurso que expira al cierre del evento: los precios ya han sido establecidos, los agiotistas del arte podrán sacar ventaja de esta alza “benéfica”. El último memorando de Sokoloff & Co, esta vez titulado , sirve como tabla de precios para tener en cuenta en futuras transacciones.

Sokoloff & Co tienen razón, este tipo de subasta es el “mejor escenario”, es una puesta en escena para las transacciones de . Una práctica de legitimación que no teme asociar una cosa —la pobreza— con la otra —el precio del arte—. A la luz de esta situación se hizo La culpa compartida, una pieza compuesta de dos partes: un dibujo y un contrato de compraventa. El documento  especifica lo siguiente:

“El adquirente del soporte que contiene la obra La culpa compartida acepta que durante el tiempo que la obra se encuentre protegida por los derechos de propiedad intelectual y que mientras haya pobreza en el mundo, ninguna venta o cualquier otra forma de transferencia de propiedad, o cualquier negociación a título oneroso, podrá exceder el valor de su precio de venta, que se establece en pesos colombianos. Es decir que de hacerse una venta o cualquier otra forma de transferencia económica, el precio base para hacer dicha transacción deberá ser siempre inferior al precio por el cual fue adquirida. Por ejemplo, si la obra La culpa compartida fue comprada por $100.000.oo pesos colombianos, el precio máximo para una nueva venta de la obra no podrá superar los $99.999.99 pesos colombianos. Es compromiso ineludible del adquiriente depreciar siempre, en caso de venta y de que haya pobreza en el mundo, la obra La culpa compartida. Este compromiso se mantiene para ventas sucesivas de la obra y para cada una será necesaria la elaboración de un nuevo contrato elaborado exactamente bajo las mismas condiciones del presente documento.”

Los organizadores de la subasta, tras consultarlo con sus abogados, no aceptaron esta parte de la obra y pidieron que la “depreciación” fuera excluida; el autor se negó a hacerlo, la obra no participó en la subasta.

El acto de “depreciar” La culpa compartida no es conceptual, ni retórico, ni simbólico, es una acción: le ofrece al comprador la oportunidad de hacer un gesto ineludible de compromiso. Esta obra intenta resaltar su función mercantil, aboga por una transacción radical hecha a la medida justa de una “subasta benéfica”, una corrección monetaria que valida la venta y pone es escena la verdadera naturaleza del acto filantrópico: se compra la obra “por una causa”, para ayudar a una fundación, no para enriquecerse, se compra el arte por un goce estético, no por inversión ni por su valor comercial para fines de lucro. Así como un artista firma lo que hace, el comprador, al dibujar su nombre en el contrato, completa esta obra.


2.
Reglas para la subasta de La culpa compartida:

—El precio base de la obra es de $100.000 (cien mil pesos)

—La puja se hará a través de la sección de comentarios en este blog.

—Cada nueva oferta solo podrá superar a la anterior en un margen tope de $10.000. Por ejemplo, si la puja va en $110.000 el próximo oferente solo podrá superar esa oferta ofreciendo un tope de $120.000.

—La subasta comienza una vez publicada esta entrada en el blog y se cierra el miércoles 22 de diciembre a las 12m.

—El cien por ciento de la venta será donado a la Fundación Conexión Colombia. La obra será entregada al comprador mediante la presentación de un recibo que sustente que el monto ofrecido fue donado a esa fundación.
La entrega de la obra se hará en una notaria donde las partes firmaran el Contrato de autorización de uso de obra de arte. Este proceso será documentado y publicado como entrada en este blog.

—Podrán participar todos los usuarios registrados en La Silla Vacía, el autor de este blog podrá participar como “martillo” para establecer en que va el monto de la subasta. En caso de que el ganador de la subasta no responda por su oferta, este incumplimiento se hará público y se buscará entre las ofertas más cercanas a un usuario que sí haga lo propio.

3.
Comienza la subasta… 

[Ver sección de comentarios]


4. La transacción y la firma del contrato [actualizado el 1 de febrero de 2011]

Bogotá, 1971. Profesor, Universidad de los Andes. A veces dibuja, a veces escribe.luospina@uniandes.edu.co