Nos hemos enterado por algunos medios que las comunicaciones del Sr. Presidente han sido sometidas a espionaje. Al respecto, Noticias Uno nos cuenta en su reciente edición dominical que el doctor Santos tenía previsto adquirir un cuadro del pintor Fernando Botero y que para el efecto había recurrido a los oficios de Fernando Botero Zea, quien intentó duplicar el valor de las obras casi en un 100% de su valor en el mercado, según estimativos de una reconocida y experimentada casa de subastas.

No lo creo.

Pero quién es ese Fernando Botero Zea? Hagamos un poco de memoria. Hasta donde nos es dado  recordar, Fernando es el hijo del pintor Botero. Fue gerente de la campaña Samper Presidente y, siendo ya Ministro de Defensa de Samper, fue acusado junto con otros socios de gestionar y recibir cientos de miles de dólares del cartel de Cali para la campaña, que también recibió el generoso aporte de Luis Carlos Sarmiento y Julio Mario Santo Domingo. Días después Samper se lavaría las manos con su famosa frase: ¨si entró dinero fue a mis espaldas.¨ Y se constataría que efectivamente entraron millones de dólares a las cuentas de la campaña: un elefante en la casa de Nariño que extrañamente nadie vio.

Medina, cómplice y tesorero de la campaña, murió denunciando. Y Botero Zea fue acusado de haberse quedado con el dinero del cartel. O de la campaña. Fue acusado y huyó a México. Y allí se hizo ciudadano mexicano gracias a la infinita hospitalidad de ese país. En razón a eso no pudo ser extraditado a Colombia para que pagara sus culpas. 

Años después lo veríamos fotografiado en Cartagena en la revista Jet Set, no sé si aún evadiendo el juicio.

Ahora se nos dice que el Sr. Presidente quería negocios con él. 

No lo creo.

Así que tampoco creo lo de las chuzadas al primer mandatario. Ni que quería hacerse a un costosísimo cuadro de Botero. No creo nada de lo anterior por las siguientes razones:

No tendría presentación que en un país como el nuestro, con la pobreza hasta los tuétanos, el primer mandatario se diera el lujo de adquirir una obra de arte por miles de millones de pesos. El Sr. Presidente es una persona prudente y delicada en estos asuntos.

Tampoco creo que el Sr. Presidente intente tan siquiera conversar con persona alguna que tenga o haya tenido bajo sus espaldas serios problemas de justicia, o al menos de ética. No, el Sr. Presidente  no es así.